La computación cuántica y los ataques híbridos figuran entre las principales amenazas para 2025, según el informe de la consultora
La consultora tecnológica y de ingeniería Ayesa ha publicado su informe de predicciones en ciberseguridad para 2025, en el que destaca un panorama marcado por el uso creciente de inteligencia artificial (IA) para potenciar la efectividad de los ciberataques. Este avance tecnológico, que incluye el empleo de herramientas como deep learning y sistemas generativos, promete crear tácticas de engaño más sofisticadas, tales como deepfakes capaces de simular imágenes, textos y voces con un alto grado de precisión.
Según Álvaro Fraile, director de Ciberseguridad en Ayesa, “los ciberdelincuentes adoptarán modelos más rápidos y precisos, incrementando el daño y la efectividad de sus ataques. Para contrarrestar esta amenaza, las organizaciones deberán incorporar soluciones de detección basadas en IA que analicen patrones y anticipen movimientos del atacante”.
El ransomware y las cadenas de suministro críticas en la mira
El ransomware seguirá siendo una de las mayores preocupaciones para las organizaciones en 2025. Los ciberdelincuentes centrarán sus ataques en cadenas de suministro críticas, utilizando técnicas avanzadas que buscan interrumpir operaciones esenciales. Asimismo, Fraile advierte sobre el riesgo de ataques dirigidos a proveedores de software y hardware para introducir vulnerabilidades en sus productos, lo que amplía el alcance y el impacto de los ciberataques.
Entre estas amenazas, los deepfakes jugarán un papel crucial en la manipulación de identidades para acceder a sistemas restringidos, una táctica que combina engaño visual y sonoro con ingeniería social.
La computación cuántica: ¿el fin del cifrado tradicional?
La computación cuántica, aunque todavía en sus primeras etapas de desarrollo, representa una amenaza significativa al poder romper los métodos de cifrado actuales. Según Ayesa, en 2025 se espera un avance en algoritmos criptográficos resistentes a esta tecnología emergente, así como la actualización de protocolos de seguridad en sectores clave como la banca, el comercio electrónico y las telecomunicaciones.
Fraile subraya que “los próximos años serán decisivos para desarrollar criptografía resistente a la computación cuántica, garantizando así la seguridad de los datos sensibles”.
Ataques híbridos y espionaje industrial: el nuevo paradigma del cibercrimen
El informe también destaca la creciente tendencia de ataques híbridos, que combinan sabotajes físicos con ciberataques coordinados. Este modelo plantea un desafío significativo, ya que impacta no solo en los sistemas digitales, sino también en infraestructuras físicas críticas.
El espionaje industrial será otra amenaza en ascenso, con ciberdelincuentes apuntando a robar secretos comerciales y tecnológicos para obtener ventajas competitivas.
Regulaciones y cultura de seguridad como pilares de protección
La evolución del cibercrimen hacia un modelo de negocio altamente organizado exige regulaciones más estrictas y estándares mínimos de seguridad que refuercen las defensas de las compañías. Ayesa señala la necesidad de incorporar la ciberseguridad como un eje central de las estrategias empresariales.
“Las organizaciones deben adoptar enfoques proactivos, realizar análisis predictivos y simulaciones de ataques, además de invertir en la formación continua de los empleados”, explica Fraile.
Colaboración y desarrollo de talento en ciberseguridad
Ante la escasez de profesionales especializados en ciberseguridad, Ayesa aboga por una colaboración público-privada para formar talento en este ámbito. Fraile recalca que “fomentar una cultura de seguridad en todos los niveles de la organización es clave para garantizar la competitividad y la resiliencia”.
Un llamada a la acción
Ayesa insiste en que la única forma de enfrentar estas amenazas es mediante una estrategia integral que combine tecnología avanzada, formación continua y cooperación entre sectores. La prevención y la capacidad de respuesta rápida serán esenciales para mantener la operatividad y proteger los activos críticos de las organizaciones en un entorno digital cada vez más complejo.
La ciberseguridad, según Ayesa, no es solo un desafío técnico, sino un elemento fundamental para garantizar la sostenibilidad y el desarrollo en el mundo digital.
vía: Parke
