La empresa tecnológica más estratégica de Europa adelanta a 2028 el traslado de los primeros trabajadores a su nuevo campus en Brainport. El megaproyecto, del tamaño de 50 campos de fútbol, promete revolucionar la región… y plantea tensiones urbanas, sociales y energéticas.
La empresa neerlandesa ASML, única en el mundo capaz de fabricar las máquinas EUV imprescindibles para producir chips avanzados, ha anunciado que adelanta a 2028 el traslado de empleados a su nuevo campus en Eindhoven, dentro del área de Brainport Industries Campus. La noticia representa una aceleración significativa respecto al calendario inicial —previsto “hacia 2030”— y sitúa al gigante de los semiconductores en el centro del debate sobre el modelo de desarrollo económico y urbano de los Países Bajos.
Un campus “desmesurado” para estándares neerlandeses
La nueva instalación de ASML, con 357.000 metros cuadrados de superficie edificada, equivalentes a 50 campos de fútbol, ha sido calificada por medios locales como “un-Dutchly large” (“desmesuradamente grande para los estándares holandeses”). El complejo se levantará entre el aeropuerto de Eindhoven y la autopista A2, cruzado por el río Ekkersrijt, e incluirá dos aparcamientos de gran capacidad y más de 4.200 plazas para bicicletas.
El gobierno neerlandés destinó en 2024 1.700 millones de euros para facilitar el proyecto, considerándolo de importancia nacional. Pero no todo está resuelto: aún persisten escollos como la sobrecarga de la red eléctrica nacional, los límites legales en emisiones de nitrógeno, y la adquisición de terrenos —el 80 % pertenece a Philips, pero el 20 % restante requerirá negociación.
La presión de una industria que no puede esperar
La urgencia de ASML no es casual. Las principales fundiciones de chips del mundo —TSMC, Intel, Samsung— no consiguen satisfacer la demanda global de semiconductores avanzados. Las máquinas EUV que produce ASML son esenciales para fabricar chips de 3 nm o menos, y su producción actual es insuficiente.
La expansión del campus no solo aliviará este cuello de botella industrial, sino que consolidará el liderazgo europeo en un sector crítico dominado en gran medida por Asia y Estados Unidos. No es casualidad que la Unión Europea haya declarado a ASML como activo estratégico bajo el paraguas de la Ley de Chips Europea.
Impacto local: prosperidad y tensiones sociales
El nuevo campus está previsto para albergar hasta 20.000 nuevos empleados. Muchos de ellos serán perfiles técnicos e ingenieros altamente cualificados, la mayoría procedentes del extranjero. Esto, sin embargo, ya genera tensiones en la ciudad de Eindhoven, como denuncian varios vecinos a medios locales.
En barrios tradicionalmente neerlandeses, la proporción de expatriados ha pasado del 5 % al 90 % en algunas empresas en apenas una década, cambiando radicalmente la dinámica cultural y lingüística. El inglés se impone como idioma dominante en servicios, comercios y atención sanitaria, lo que provoca una pérdida de cohesión social, según testimonios de residentes.
Además, la presión sobre el mercado inmobiliario es alarmante: familias locales no pueden competir con los altos sueldos del talento expatriado. Muchos denuncian que se ha vuelto casi imposible comprar una vivienda asequible cerca de Eindhoven. Incluso la planificación familiar de algunos ciudadanos neerlandeses se ha visto afectada por la falta de espacio vital digno.
Una pregunta incómoda: ¿y si ASML se expandiera en otra región?
Ciertas voces comienzan a cuestionar si tiene sentido concentrar tanto desarrollo económico en Eindhoven, una ciudad ya saturada. ¿Por qué no repartir el crecimiento por otras regiones con menor densidad, como el norte de Países Bajos o zonas industriales en declive?
Descentralizar la expansión permitiría equilibrar el crecimiento regional, aliviar la presión sobre la vivienda y las infraestructuras de Eindhoven, y aportar nuevas oportunidades a áreas menos favorecidas.
¿Y el medio ambiente?
El megaproyecto también genera inquietudes medioambientales. La producción de maquinaria de litografía avanzada conlleva un gran consumo energético y materiales altamente especializados. La red eléctrica del país ya presenta limitaciones y la huella de nitrógeno que implicará la construcción masiva ha puesto en alerta a asociaciones ambientales y autoridades regionales.
Ahora que los planes se han hecho públicos, organizaciones ecologistas, ayuntamientos vecinos y colectivos ciudadanos podrán presentar objeciones, lo que podría retrasar o modificar el proyecto.
Conclusión: crecimiento, sí, pero con planificación
ASML es sin duda el buque insignia tecnológico de Europa, y su expansión es crucial para mantener la competitividad del continente en el mapa global de los semiconductores. Sin embargo, este crecimiento no puede darse sin una planificación urbana, social y medioambiental responsable.
El reto no es solo construir más oficinas o fábricas, sino sostener una comunidad equilibrada, donde la prosperidad tecnológica no implique marginación social ni desequilibrios territoriales. Eindhoven está en el centro de esta encrucijada. Y Europa entera debería tomar nota.
Referencia: tweakers