La directora ejecutiva de AMD, Lisa Su, ha reconocido públicamente que los chips producidos en la planta de TSMC en Arizona son más caros que los fabricados en Taiwán, pero ha defendido que este coste adicional es “una inversión estratégica” que la compañía está dispuesta a asumir.
En una entrevista con Bloomberg, Su reveló que el coste de producción de los chips estadounidenses es “más del 5 % pero menos del 20 %” superior, aunque matizó que el beneficio está en la resiliencia de la cadena de suministro, un factor que cobró una importancia vital tras la pandemia.
“Hemos aprendido que no se trata solo de buscar el menor coste posible, sino también de considerar la fiabilidad y la resiliencia de nuestras cadenas de suministro. Fabricar en EE.UU. es más caro, sí, pero también es una buena inversión a largo plazo”, afirmó.
La apuesta estadounidense de AMD y TSMC
La planta de TSMC en Arizona, construida con el respaldo de la Ley CHIPS y Ciencia aprobada por el Congreso de EE.UU. en 2022, ha comenzado ya la producción de chips de 4 nanómetros (N4) este año. Según fuentes de la industria, la calidad y el rendimiento de estos chips son comparables a los obtenidos en las instalaciones taiwanesas de la compañía, aunque con costes operativos más elevados debido a factores como:
- Salarios más altos en EE.UU.
- Normativas laborales y medioambientales más exigentes.
- Menor densidad industrial que en Asia (ecosistema de proveedores menos maduro).
- Mayor inversión inicial en talento y equipos especializados.
Aun así, la producción está comprometida hasta al menos 2027, con clientes como Apple, AMD y Nvidia compitiendo por asegurarse acceso prioritario al silicio “Made in USA”.
¿Por qué apostar por chips más caros?
Para empresas como AMD, el precio no es el único factor relevante. En el contexto actual —marcado por tensiones geopolíticas entre China y Taiwán, riesgos logísticos globales y una creciente demanda de infraestructura para inteligencia artificial, cloud y computación de alto rendimiento— tener una segunda fuente de fabricación de chips en suelo estadounidense es un seguro estratégico.
“Si queremos garantizar que la infraestructura informática crítica de los próximos años no dependa de un solo país o región, debemos diversificar la fabricación, incluso si ello supone pagar más”, explicó Su.
Además, la CEO señaló que parte de ese sobrecoste se está mitigando con los incentivos fiscales del gobierno federal y los programas estatales, lo que convierte la apuesta en “una inversión sensata” dentro del coste total de propiedad de los sistemas que AMD desarrolla.
¿Cuánto más caro es fabricar chips en EE.UU.?
El dato proporcionado por Su —entre un 5 % y un 20 %— concuerda con estimaciones independientes. Por ejemplo, un estudio reciente del Boston Consulting Group estimaba que el coste de fabricar obleas en EE.UU. podría ser entre un 10 % y un 15 % más alto que en Asia, dependiendo del tipo de chip, del nodo tecnológico y de los volúmenes.
Factor de coste | Taiwán | Arizona (estimado) | Diferencia aproximada |
---|---|---|---|
Mano de obra | Bajo | Alto | +200 % |
Energía y agua | Bajo | Medio | +25–50 % |
Regulaciones medioambientales | Flexibles | Estrictas | +15–20 % |
Subsidios públicos | Limitados | Altos | -10–15 % |
Costo total por oblea (N4) | 100 | ~110–120 | +10–20 % |
A pesar de ello, la demanda de capacidad en EE.UU. está creciendo rápidamente, lo que demuestra que los grandes actores del sector están dispuestos a asumir el coste a cambio de beneficios como soberanía tecnológica, menor exposición geopolítica y mayor previsibilidad.
AMD, Apple y Nvidia: primeros en la línea
TSMC ha confirmado que Apple fue el primer cliente en reservar capacidad en Arizona, y ahora AMD y Nvidia se suman como los siguientes grandes beneficiarios. AMD espera recibir sus primeros chips a finales de 2025, destinados probablemente a líneas de productos estratégicos como procesadores EPYC, Ryzen o aceleradores Instinct para IA.
Nvidia, por su parte, ya ha comenzado a usar parte de la producción estadounidense para su familia Blackwell, lo que refuerza el posicionamiento de EE.UU. como nodo alternativo de producción frente a Asia.
Mucho más que un tema económico
La estrategia de reindustrialización tecnológica de EE.UU. busca corregir décadas de deslocalización. En 1990, Estados Unidos producía el 37 % de los semiconductores del mundo. En 2020, esa cifra había caído al 12 %. Con la Ley CHIPS y la inversión de gigantes como Intel, TSMC, Samsung o Micron en suelo americano, el país espera recuperar parte del control perdido.
Para Lisa Su, esta estrategia no es solo geopolítica: es una cuestión de seguridad económica y operativa. En un mundo en el que la IA, el edge computing y los sistemas autónomos dependen de una cadena de suministro robusta, la capacidad de producir chips críticos cerca del punto de consumo no tiene precio.
“Si todo el mundo compite por los mismos recursos tecnológicos, asegurarlos localmente es un paso lógico. No se trata solo de eficiencia; se trata de control y resiliencia”, concluyó.
Conclusión
Aunque fabricar en EE.UU. es más caro, la apuesta de AMD refleja un cambio de paradigma en la industria de los semiconductores. En un mundo más volátil, el menor coste ya no es el único factor. Lo que se gana en soberanía, estabilidad y control puede ser más valioso que lo que se pierde en el balance contable.
Y en ese contexto, pagar un 10 % más por un chip puede ser la mejor decisión estratégica que una empresa tecnológica pueda tomar en 2025.
vía: tomshardware