La startup californiana impulsa una nueva generación de servicios de posicionamiento, navegación y sincronización desde órbita baja terrestre para superar las limitaciones del GPS tradicional
Xona Space Systems, una startup emergente en el sector aeroespacial con sede en EE. UU., ha anunciado una inyección total de más de 150 millones de dólares en financiación para acelerar su ambicioso plan de transformar el sistema de navegación global. Con esta ronda, la compañía da un paso clave hacia la construcción de una constelación de satélites en órbita terrestre baja (LEO) capaz de ofrecer un servicio comercial de navegación mucho más preciso, seguro y resistente que el actual sistema GPS.
Entre los fondos anunciados se encuentra una Serie B liderada por Craft Ventures, junto a inversores ya existentes como Stellar Ventures, Seraphim Ventures, Toyota Ventures, First Spark, Industrious Ventures, Future Ventures y NGP Capital. Además, Xona ha conseguido 20 millones de dólares adicionales mediante una subvención no dilutiva otorgada por SpaceWERX, el brazo de innovación de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos, a través de su programa STRATFI (Strategic Funding Increase).
La compañía, fundada por Brian Manning y otros ingenieros especializados en sistemas espaciales y señales de navegación, afirma que el objetivo es “reconstruir desde cero la infraestructura de posicionamiento para la era moderna”, con un enfoque centrado en la resiliencia, precisión centimétrica y resistencia a interferencias.
El nacimiento de Pulsar: más allá del GPS
El anuncio llega tras el exitoso lanzamiento del Pulsar-0, el primer satélite de clase producción de su futura constelación, que comenzó a operar esta semana en órbita baja. Pulsar está diseñado para superar las limitaciones del GPS, cuya infraestructura fue concebida hace décadas con una orientación militar y que, pese a su importancia en sectores como la aviación, la agricultura o la logística, no ha evolucionado al ritmo que exigen los retos tecnológicos actuales.
Según Xona, Pulsar será el primer servicio comercial de navegación con una señal hasta 100 veces más potente que la del GPS convencional, lo que le permite operar en entornos donde este falla: bajo vegetación densa, en interiores industriales, en zonas con interferencias o incluso en cañones urbanos.
Además, su precisión es de nivel centimétrico, lo que lo convierte en una solución óptima para impulsar la adopción masiva de vehículos autónomos, drones y robótica. Todo ello reforzado con señales cifradas y autenticadas que hacen frente a amenazas crecientes como el spoofing (suplantación de señal) y las interferencias intencionadas en zonas de conflicto.
Un nuevo estándar para múltiples industrias
Xona no solo apunta al sector militar o aeroespacial. El servicio Pulsar busca ser una solución transversal para sectores clave como la construcción, agricultura de precisión, minería, transporte inteligente, IoT, infraestructuras críticas y automoción, entre otros. Al operar desde la órbita baja (LEO), la constelación de Xona logra una latencia reducida, mejor resistencia a los efectos multipath (señales rebotadas) y una cobertura robusta en áreas tradicionalmente desatendidas por los sistemas de navegación por satélite actuales.
“Estamos construyendo no solo una constelación de satélites, sino una capa completamente nueva de infraestructura global”, declaró Brian Manning, CEO y cofundador de Xona, en el comunicado oficial. “La navegación y la sincronización son sistemas que no deberían fallar. Son invisibles, pero sostienen cada transacción, cada trayecto, cada dispositivo que se mueve con precisión.”
De Huginn a la constelación operativa
El proyecto comenzó a tomar forma en 2022 con el lanzamiento de Huginn, el primer satélite comercial de navegación en órbita baja, que sirvió como demostrador tecnológico. Ahora, con Pulsar-0 operativo y nuevas rondas de financiación aseguradas, Xona se prepara para desplegar en 2026 su primera tanda de satélites operativos en producción, lo que marcará el inicio del servicio comercial para los primeros clientes.
La hoja de ruta contempla el despliegue de “cientos de satélites” en los próximos años, lo que permitirá escalar el servicio y ampliar la cobertura global. Este crecimiento irá acompañado de una expansión del equipo, con contrataciones en áreas como operaciones de misión, sistemas terrestres, procesado de señal, soporte al cliente y desarrollo comercial.
Una apuesta estratégica en tiempos geopolíticos complejos
En un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas y por el creciente uso de sistemas de guerra electrónica, la navegación satelital se ha convertido en una cuestión de soberanía y seguridad nacional. Xona subraya que su propuesta permite reforzar la autonomía tecnológica y ofrecer una alternativa fiable allí donde el GPS puede ser vulnerable o inoperativo.
Estados Unidos, que lideró la revolución GPS durante la Guerra Fría, se enfrenta ahora a la necesidad de modernizar urgentemente su infraestructura de navegación frente al rápido avance de otros actores como China, Rusia o la Unión Europea, que desarrollan sus propios sistemas GNSS o complementarios. Iniciativas privadas como Xona, con respaldo institucional y capital riesgo, podrían representar una vía más ágil y tecnológicamente avanzada para cerrar esa brecha.
El futuro: navegación invisible, progreso tangible
La visión de Xona no es reemplazar el GPS, sino complementarlo y fortalecerlo para un mundo hiperconectado y autónomo. El lanzamiento de Pulsar marca el comienzo de una nueva era en la inteligencia de navegación, en la que la infraestructura no solo informa de “dónde estamos”, sino que también habilita cómo nos movemos, trabajamos y automatizamos.
Como concluye Manning, “cuando estos sistemas funcionan bien, el progreso se acelera. Eso es lo que estamos construyendo. Y ahora, vamos a escalarlo”.
vía: Xona