Un análisis de más de 29 millones de códigos revela que muchos usuarios siguen utilizando los mismos PINs predecibles de hace décadas, exponiendo su seguridad digital a riesgos innecesarios.
En la era de la ciberseguridad avanzada y los dispositivos biométricos, sorprende comprobar que millones de personas aún protegen sus móviles, cuentas bancarias y dispositivos digitales con códigos PIN tan obvios como «1234». Según un análisis realizado a partir de la base de datos Have I Been Pwned, más del 10 % de los usuarios utiliza una de las combinaciones más comunes —y más inseguras— posibles.
El informe, difundido por ABC News tras analizar 29 millones de PINs filtrados, pone de manifiesto una peligrosa tendencia: los humanos son predecibles, incluso cuando se trata de proteger su información más sensible.
🔓 Los 10 PIN más utilizados (y que nunca deberías usar)
- 1234 – Usado por el 9,0 % de los usuarios
- 1111 – 1,6 %
- 0000 – 1,1 %
- 1342 – 0,6 %
- 1212 – 0,4 %
- 2222 – 0,3 %
- 4444 – 0,3 %
- 1122 – 0,3 %
- 1986 – 0,3 %
- 2020 – 0,3 %
No solo se repiten secuencias numéricas fáciles de recordar, como «1111» o «0000», sino también fechas de nacimiento o años significativos como «1986», «2000» o «2020». Muchos de estos códigos se eligen por comodidad, pero suponen una vulnerabilidad crítica.
📉 El falso sentido de seguridad
Aunque un código de 4 cifras permite 10.000 combinaciones posibles, la mayoría de usuarios opta por opciones predecibles. Esto cambia por completo el escenario desde el punto de vista de un atacante: con apenas cinco intentos, un criminal podría tener hasta un 12,5 % de posibilidades de acertar el PIN, si prueba las combinaciones más comunes.
Esto no solo afecta a cajeros automáticos. Muchos móviles aún usan PINs como sistema de desbloqueo o respaldo ante fallos de la huella dactilar o el reconocimiento facial. En el caso de un robo o pérdida, la facilidad para adivinar el código podría dejar al descubierto mensajes, cuentas bancarias, fotos, contactos y datos personales.
🧠 ¿Por qué seguimos eligiendo mal?
Los expertos coinciden en que la pereza cognitiva y la necesidad de recordar códigos fácilmente hacen que muchas personas opten por combinaciones simples. Pero lo que es fácil para un usuario también lo es para quien intenta violar su privacidad.
Algunos incluso usan el mismo PIN en múltiples servicios, agravando aún más el riesgo. Otros eligen el año de nacimiento de un ser querido o una fecha significativa, lo cual puede deducirse fácilmente con información pública.
🔐 ¿Qué deberías hacer para mejorar tu seguridad?
Cambiar el PIN es sencillo, y hacerlo puede marcar la diferencia entre la seguridad y el desastre. Aquí algunas recomendaciones básicas:
- ❌ Evita secuencias simples como «1234», «0000» o «1111».
- ❌ No uses fechas de nacimiento ni aniversarios.
- ✅ Elige combinaciones aleatorias que no sigan patrones visuales en el teclado.
- ✅ Utiliza códigos diferentes para servicios distintos (banco, móvil, alarmas…).
- ✅ Activa sistemas biométricos (huella, reconocimiento facial) cuando sea posible.
- ✅ Considera usar un gestor de contraseñas para guardar y generar claves seguras.
🧪 El experimento que dejó en evidencia la fragilidad de los PINs
Durante una sesión en el Centro Nacional de Ciberseguridad del Reino Unido (NCSC), los periodistas invitados recibieron un código de acceso para las instalaciones. El código: 1234. Aunque el NCSC aclaró que era un código temporal, la anécdota subraya un mensaje clave: si hasta los expertos caen en esta trampa, ¿qué puede esperarse del resto?
🔎 Conclusión: tu PIN no debe ser un eslabón débil
En un mundo cada vez más digitalizado, la seguridad comienza con los pequeños gestos. Y aunque un PIN parezca una formalidad más, puede ser la única línea de defensa entre tus datos personales y un cibercriminal.
Cambiar tu PIN hoy por uno más robusto es un gesto mínimo con un impacto potencial enorme. Porque, en ciberseguridad, lo fácil y lo cómodo casi nunca es lo más seguro.
Fuente: Noticias seguridad