¿Te prometieron “600 megas” y solo ves 60 MB/s? No siempre es un problema: la confusión está en las unidades

A veces no hace falta que se caiga la red, ni que el router esté fallando, ni que la operadora “capen” nada para que aparezca la misma frase en miles de casas: “Internet va más lento de lo que me vendieron”. Suele ocurrir en un momento muy concreto: cuando alguien contrata una conexión de 300, 600 o 1.000 megas, inicia una descarga y se encuentra con números que parecen demasiado pequeños. El enfado llega rápido, pero la explicación casi siempre es más sencilla de lo que parece: se están comparando unidades diferentes.

En el mundo de las telecomunicaciones conviven dos medidas que se parecen muchísimo, pero significan cosas distintas: megabits (Mb) y megabytes (MB). Y ese parecido visual (una letra) es responsable de una confusión tan extendida que incluso personas con años usando Internet siguen cayendo en ella.

Mb y MB: dos siglas que parecen lo mismo, pero no lo son

Cuando una operadora anuncia “600 megas”, en realidad está hablando de 600 megabits por segundo, es decir, 600 Mb/s. El bit es la unidad mínima de información en informática y telecomunicaciones, y por tradición (y por estándar) la velocidad de una conexión se expresa en bits por segundo: Kb/s, Mb/s, Gb/s.

Sin embargo, cuando un usuario descarga un juego en Steam, un archivo desde el navegador o una actualización del sistema, lo más habitual es que el sistema operativo muestre la velocidad en megabytes por segundo, es decir, MB/s. El byte (B) es una unidad mayor, usada para tamaños de archivo y memoria: KB, MB, GB, TB.

El resultado es que se comparan dos medidas distintas como si fueran la misma, y ahí se rompe todo.

  • Megabit (Mb): unidad de velocidad de transmisión (lo que se contrata).
  • Megabyte (MB): unidad de tamaño de datos (lo que ocupan los archivos y lo que muestran muchas descargas).

La regla que lo explica casi todo: 8 bits = 1 byte

La clave está en una relación básica de informática:

1 byte = 8 bits

Por tanto:

8 Mb = 1 MB

Con esto, muchas “misteriosas pérdidas de velocidad” dejan de ser misteriosas. Un ejemplo sencillo:

  • Conexión contratada: 100 Mb/s
  • Velocidad máxima teórica en MB/s: 100 ÷ 8 = 12,5 MB/s

Ese 12,5 es el número que suele ver el usuario en una descarga ideal (o algo cercano). Y por eso la sensación de engaño aparece tan a menudo:

  • La compañía anuncia 100 Mb/s
  • El ordenador muestra ~12 MB/s

No es que falte velocidad: se están viendo bytes, no bits.

Conversión rápida: lo que suele significar en la práctica

Para que la diferencia se vea con claridad, estas conversiones ayudan a aterrizar expectativas. Son valores teóricos máximos, antes de contar otros factores:

  • 100 Mb/s12,5 MB/s
  • 300 Mb/s37,5 MB/s
  • 600 Mb/s75 MB/s
  • 1.000 Mb/s (1 Gb/s)125 MB/s

Esto explica por qué una persona con “600 megas” puede ver descargas alrededor de 60–70 MB/s y pensar que algo va mal, cuando en realidad está cerca del rango esperado.

Por qué casi nunca se llega al máximo teórico

Incluso teniendo claras las unidades, aparece otra frustración: “Vale, ya entiendo lo de Mb y MB, pero ¿por qué no clavo los 75 MB/s en una línea de 600?”.

Porque el número contratado representa el límite del enlace, pero una parte de esa capacidad se va en el propio funcionamiento de la red. En el viaje de los datos hay “gastos generales” inevitables:

  • Cabeceras y encapsulación: cada paquete lleva información de control (no todo es “contenido útil”).
  • Protocolos de transporte: TCP, por ejemplo, confirma recepciones y gestiona el flujo para evitar pérdidas.
  • Retransmisiones: si hay interferencias o pérdida de paquetes, parte de los datos se reenvía.
  • Congestión: si algún tramo va cargado (Wi-Fi saturada, router limitado, servidor remoto, ruta con peering congestionado), el rendimiento baja.
  • Limitaciones del equipo: un PC antiguo, un disco lento o un cable defectuoso pueden ser el cuello de botella, no la fibra.

Por eso, en condiciones normales, un enlace que teóricamente daría 12,5 MB/s (en 100 Mb/s) suele moverse en un rango realista como 10–12 MB/s, dependiendo de la situación. Con 600 Mb/s, ver 65–75 MB/s puede ser perfectamente coherente, especialmente si hay Wi-Fi de por medio.

Speedtest vs descarga real: dos pruebas que no cuentan la misma historia

Otro punto que dispara confusiones es la comparación entre un test de velocidad y una descarga concreta.

Un speedtest está diseñado para medir tu conexión en condiciones favorables: suele usar servidores cercanos, rutas optimizadas y, muchas veces, múltiples conexiones simultáneas para “exprimir” la línea y mostrar el techo del enlace.

Una descarga real, en cambio, depende de muchos elementos que el usuario no controla:

  • La capacidad del servidor que te sirve el archivo (y si está saturado).
  • El límite impuesto por la plataforma (por ejemplo, descargas capadas para repartir carga).
  • La ruta de red hasta ese servidor (a veces con saltos internacionales).
  • El número de conexiones concurrentes y cómo gestiona el cliente la descarga.
  • La estabilidad del Wi-Fi o la calidad del cableado en casa.

Por eso es posible ver un speedtest excelente y, aun así, descargar más lento desde un sitio concreto sin que exista ningún “recorte” por parte del operador.

Cómo saber si tu conexión realmente va mal

Entender Mb y MB evita falsas alarmas, pero no significa que nunca haya problemas. Si alguien sospecha que su línea rinde menos de lo que debería, hay señales y comprobaciones simples:

  • Probar por cable Ethernet (el Wi-Fi es el sospechoso número uno).
  • Verificar que el equipo negocia a 1 Gb/s en la tarjeta de red (o superior si procede).
  • Repetir pruebas en horas distintas (la congestión cambia).
  • Probar descargas desde fuentes fiables y rápidas (repositorios grandes, plataformas con buena CDN).
  • Comparar resultados con varios servicios de test (no solo uno).

Muchas veces el problema no es “Internet”, sino el tramo doméstico: router antiguo, Wi-Fi saturada o dispositivos que no soportan bien altas tasas sostenidas.


Preguntas frecuentes

¿Cuántos MB/s son “600 megas” reales?
Si “600 megas” son 600 Mb/s, la conversión teórica es 75 MB/s (600 ÷ 8). En uso real, es habitual ver algo por debajo según Wi-Fi, servidor y sobrecargas de red.

¿Por qué mi operador anuncia Mb/s y mi PC muestra MB/s?
Porque las operadoras miden velocidad de transmisión en bits por segundo (estándar en redes), mientras que los sistemas operativos suelen mostrar tamaño transferido en bytes por segundo, que es más natural para archivos.

¿Qué es mejor para comprobar la velocidad: speedtest o una descarga?
Un speedtest sirve para estimar el techo de la línea; una descarga refleja un caso real, pero depende del servidor y de la ruta. Lo ideal es combinar ambos y, si se puede, hacer pruebas por cable.

Si por cable me da bien, pero por Wi-Fi no, ¿me están engañando con la fibra?
No necesariamente. El Wi-Fi puede ser el cuello de botella por interferencias, distancia, paredes, saturación de canales o limitaciones del router/dispositivo. Una línea puede estar perfecta y el Wi-Fi rendir muy por debajo.

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