
Washington apunta a un “50/50” con Taiwán en chips, pero le falta la pieza clave: una cadena de suministro propia y madura
La ambición de la Casa Blanca de equilibrar al 50 % la fabricación de semiconductores destinados al mercado estadounidense entre Estados Unidos y Taiwán tropieza con un obstáculo estructural: EE. UU. no dispone aún de una cadena de suministro doméstica madura —desde materiales críticos hasta packaging avanzado— capaz de sostener, por sí sola, una cuota tan agresiva en los nodos punteros (EUV) que hoy alimentan IA, 5G, móviles y centros de datos. La propuesta, defendida en público por el secretario de Comercio Howard Lutnick, pretende que la mitad de los chips que consumen las empresas y los ciudadanos estadounidenses se fabriquen en plantas situadas en territorio nacional. El razonamiento político-estratégico es transparente: reducir la dependencia de la isla en un