
Automatizar no es transformar: el verdadero reto es rediseñar
Durante años, el mantra “Automate boring, repetitive tasks” ha sido una especie de dogma en el mundo IT y la ingeniería del software. Automatiza lo aburrido. Automatiza lo repetitivo. Una frase eficaz, pegadiza, que justifica presupuestos, compra de licencias, cambios en arquitectura y reorganizaciones internas. La premisa es sencilla: si una máquina puede hacer en segundos lo que una persona hace en horas, el ahorro está garantizado. Menos tiempo. Menos errores. Más rentabilidad. Pero la realidad, como tantas veces en tecnología, es más compleja. Y más incómoda. Automatizar es comprender… profundamente Cuando una tarea la realiza una persona, muchos matices quedan implícitos: se adaptan a imprevistos, resuelven ambigüedades, saltan de contexto. Automatizar exige formalizar todo eso. Ponerlo en reglas. Identificar