La trampa de los 8 billones: la infraestructura de IA que nadie sabe todavía cómo pagar
Los últimos meses han dejado una sensación extraña en el ecosistema tecnológico: por un lado, un entusiasmo casi irracional por la inteligencia artificial; por otro, cifras de inversión que empiezan a parecer directamente incompatibles con cualquier lógica de negocio sostenible. Si se conectan tres piezas —los números de IBM sobre centros de datos, las advertencias de Geoffrey Hinton y los datos fríos de McKinsey— el puzzle de los “8 billones” (trillions en nomenclatura anglosajona) dibuja un escenario incómodo: se está levantando una infraestructura colosal para la IA sin que haya, todavía, un modelo económico claro que la haga viable a largo plazo. 1. La factura de la IA: del hype a la aritmética básica En una intervención reciente que ha