
Mantas de diamante para chips: así quiere la industria enfriar la próxima generación de procesadores y GPU
El salto de potencia informática de los últimos años ha traído un peaje cada vez más difícil de pagar: el calor. A medida que los transistores a escala nanométrica conmutan a gigahercios y las arquitecturas se apilan en vertical, los puntos calientes dentro del chip pueden elevarse decenas de grados por encima del resto del circuito, forzando reducciones de frecuencia y acortando la vida útil de los dispositivos. Las soluciones clásicas —ventiladores, radiadores, cámaras de vapor, incluso refrigeración líquida o inmersión— rinden, pero llegan tarde: el calor ya ha nacido dentro del silicio. La pregunta de fondo es obvia: ¿y si pudiéramos difundir ese calor desde dentro, a nanómetros del transistor, antes de que se concentre? Un equipo de la