Proxmox no ganó reinventando la virtualización: la ganó integrándola (y mimando la experiencia del operador)
Durante años, los grandes del sector compitieron por el “hipervisor perfecto”. Proxmox VE eligió otro camino: no escribió un VMM nuevo, sino que ensambló tecnologías abiertas maduras —KVM en el kernel de Linux, QEMU en espacio de usuario, contenedores LXC, ZFS y Ceph para almacenamiento— y las entregó con una capa operativa impecable: clúster y alta disponibilidad de serie, copias de seguridad nativas, una API REST con paridad respecto a la interfaz web y una filosofía “ops-first” que ha enamorado a administradores y equipos de SRE. El mérito no está en inventar piezas, sino en integrarlas con criterio, automatizarlas y hacerlas confiables. Este reportaje repasa cómo Proxmox pionerizó una plataforma de virtualización moderna sin crear otro hipervisor, y por qué


