
Escaneando el pasado: una tomografía computarizada revela los secretos de ingeniería del mítico Intel 386
En la era de los procesadores con miles de contactos y encapsulados ultracompactos, el Intel 386 puede parecer una reliquia: un bloque cerámico gris con 132 pines dorados, habitual en placas base de finales de los años 80 y principios de los 90. Sin embargo, detrás de esa apariencia austera se esconde una obra de ingeniería que marcó un punto de inflexión en la historia de los microprocesadores. Gracias a un escaneo por tomografía computarizada (TC) realizado por Ken Shirriff, ha sido posible observar, capa a capa y sin tocar físicamente el chip, la compleja estructura interna que hizo posible el salto hacia la computación multitarea moderna. Lo que parece un simple encapsulado cerámico resulta ser un sistema multicapa altamente