La carrera por la IA choca con el muro eléctrico: turbinas “de avión” y generadores fósiles para encender centros de datos
La industria de la inteligencia artificial se ha acostumbrado a hablar de chips, memoria, capital y modelos cada vez más grandes. Pero, en 2025, muchos operadores están descubriendo que el verdadero cuello de botella es más prosaico y difícil de acelerar: conseguir electricidad a tiempo. Y cuando la red no llega —o llega demasiado tarde— el sector está recurriendo a soluciones que, hasta hace poco, sonaban a plan de emergencia: generación in situ con turbinas aeroderivadas (tecnología heredada de la aviación) y grupos electrógenos de diésel o gas funcionando como suministro principal. La imagen es potente porque también es literal. Proveedores de energía temporal están desplegando sistemas basados en turbinas aeroderivadas —motores derivados de aviación adaptados para producción eléctrica— para