La pandemia ha hecho que cada vez más personas estemos conectadas. El tiempo libre y, sobre todo, el teletrabajo, ha propiciado que el número aumente considerablemente. Por desgracia, todas esas personas también son susceptibles de recibir un ciberataque.
En el año 2019, en España, crecieron los ciberataques en un 36% y continúa la tendencia al alza. Sin embargo, actualmente solo se estima que sólo se denuncian entorno a un 5% de los ciberataques, teniendo en cuenta que la legislación está en un proceso de transición con el fin de regular de la forma más efectiva posible estos casos.
“Nadie se libra de un ciberataque, no solo las empresas grandes y la gente poderosa son el foco de los ciberdelincuentes sino todo el mundo” destaca José Rosell, socio director de S2 Grupo. Es importante entender que es una de las amenazas de esta nueva era digital y que es necesario basarse en la desconfianza para evitar ataques a la información y a la privacidad. Destaca también que “los antivirus de pago por los que no se paga, sino que se descargan de forma ilegal, llevan siempre malware”.
Todo lo que está conectado a la red es una puerta abierta para todos aquellos ciberdelincuentes que quieran obtener información o datos. Cualquier objeto digitalizado puede ser una herramienta clave para los hackers, incluso una cafetera o un frigorífico. De este modo, todo el mundo debe ser consciente de que se forma parte de este sistema y ser precavidos.
Con el fin de protegerse de estos ataques, José Rosell recomienda mantener la puerta cerrada de las redes siguiendo varias pautas. Una de ellas es cambiar el usuario y la contraseña del router de vez en cuando, además de cambiar la que viene por defecto. También destaca que se deben cambiar los credenciales por defecto de todos los dispositivos e instalar un software antivirus fiable en todos aquellos dispositivos que lo permitan. Bajo ninguna circunstancia se deben instalar softwares “pirata” o de orígenes poco fiables ya que es una de las causas principales de los ciberataques.
Según José Rosell, “Hemos pasado de un mundo físico con una economía tradicional a un mundo digital que se ha superpuesto a ese mundo físico con la economía digital”. La rápida evolución de esta sociedad digital de la que habla Rosell, ha creado nuevas oportunidades pero también nuevas amenazas que no se pueden controlar tan fácilmente. “En aquel entonces para protegerse se construían murallas, ahora todo ha cambiado teniendo un perímetro indefinido” dice Rosell.