Rusia endurece el pulso contra WhatsApp y Telegram: el control de las comunicaciones entra en una nueva fase global

En Rusia, la batalla por el control de las comunicaciones digitales ha escalado a un nivel sin precedentes. En los últimos días, millones de usuarios han visto restringidas o bloqueadas las llamadas de voz en WhatsApp y Telegram, una medida que, aunque por ahora no afecta a los mensajes de texto, abre la puerta a un control más amplio en el futuro.

El Gobierno de Vladímir Putin impulsa plataformas nacionales y refuerza su supervisión sobre el tráfico digital, en un movimiento que combina política, seguridad y geoestrategia. Con más de 97,3 millones de usuarios mensuales en WhatsApp y 90,8 millones en Telegram, según datos de Mediascope, las restricciones actuales ya afectan a más de 100 millones de personas.


Un conflicto que lleva años gestándose

La confrontación entre Moscú y las grandes tecnológicas extranjeras —especialmente estadounidenses— no es nueva. Desde la invasión de Ucrania en 2022, Rusia ha bloqueado Facebook e Instagram, ralentizado YouTube y sancionado a empresas que no cumplen sus normas sobre contenido y almacenamiento de datos.

El paso dado ahora contra WhatsApp y Telegram supone atacar a las plataformas más utilizadas para la comunicación personal y profesional, una herramienta clave para millones de ciudadanos y empresas.


Posiciones enfrentadas

Meta, propietaria de WhatsApp, ha respondido afirmando que el servicio “es privado, con cifrado de extremo a extremo, y desafía los intentos del gobierno de violar el derecho de las personas a una comunicación segura”. Telegram, por su parte, ha defendido que combate “activamente el uso dañino de la plataforma” con moderadores e inteligencia artificial que eliminan millones de mensajes maliciosos al día.

El Kremlin, sin embargo, sostiene que ambas aplicaciones se niegan a cooperar con las autoridades en casos de fraude o terrorismo, y presenta esta negativa como una amenaza para la seguridad nacional.


Por ahora, solo llamadas… pero el texto podría ser el siguiente objetivo

La restricción actual afecta exclusivamente a las llamadas de voz por IP. Mensajes, notas de voz y archivos siguen activos, pero el impacto ya se nota. Sitios como Downdetector y Sboy han registrado un aumento de incidencias, y en regiones como Krasnodar medios locales informan de cortes en la conectividad móvil.

Para las empresas que utilizan estas apps como canal con clientes, incluso una interrupción parcial puede traducirse en pérdidas económicas.


El modelo que inspira a Rusia

La estrategia recuerda al “Gran Cortafuegos” chino: plataformas nacionales con control total del Estado, bloqueo de servicios extranjeros y fomento de un ecosistema digital propio. En China, aplicaciones como WeChat sustituyen a WhatsApp o Facebook, combinando mensajería, pagos y redes sociales bajo la supervisión gubernamental.

En Rusia, la principal alternativa es VK Messenger, con 17,9 millones de usuarios mensuales, muy lejos de las cifras de WhatsApp y Telegram. El reto es doble: convencer a los ciudadanos de que cambien y ofrecer una plataforma con la misma calidad y funcionalidades.


Otros países que controlan las comunicaciones

El caso ruso no es aislado. En distintos grados, varios gobiernos ejercen o buscan ejercer control sobre la comunicación digital:

  • China: Bloquea Facebook, WhatsApp, Telegram, Twitter y otros servicios extranjeros, sustituyéndolos por plataformas nacionales bajo control estatal.
  • Irán: Restringe de forma recurrente el acceso a WhatsApp, Instagram y Telegram, especialmente en momentos de protesta social.
  • Emiratos Árabes Unidos y Catar: Mantienen bloqueadas las llamadas de voz de WhatsApp y Skype, favoreciendo a operadores locales.
  • India: Ha ordenado el bloqueo de cientos de apps chinas por razones de seguridad nacional.
  • Turquía: Ha impuesto bloqueos temporales a redes sociales y servicios de mensajería durante crisis políticas o atentados.

En todos estos casos, los gobiernos alegan motivos de seguridad, control de la desinformación o protección de la soberanía digital, aunque organizaciones de derechos humanos denuncian censura y limitación de libertades.


Seguridad, geopolítica y privacidad

Algunos analistas apuntan que la medida rusa, además de política, es estratégica: impedir que empresas extranjeras acumulen datos de la población en un contexto de rivalidad global. El volumen de información personal que circula por WhatsApp y Telegram es enorme, y en manos de un potencial adversario podría ser una herramienta de inteligencia de gran valor.


Una táctica de desgaste

Más que un cierre inmediato, Rusia parece optar por una estrategia gradual: degradar el servicio para que sean los usuarios quienes se cansen y migren a alternativas nacionales. La táctica busca que el cambio parezca una decisión voluntaria, minimizando la resistencia.

Pero esta estrategia también puede aumentar el uso de VPNs y herramientas para eludir bloqueos, algo que en países como Irán o Turquía ya es habitual.


Implicaciones globales

La posible retirada de WhatsApp y Telegram de Rusia tendría consecuencias internacionales: pérdida de usuarios para las plataformas, impacto en comunidades globales y refuerzo de la tendencia hacia un internet fragmentado en bloques nacionales o regionales.

Para las empresas, el caso ruso es un recordatorio de que la infraestructura de comunicación no está garantizada y que la diversificación de canales puede ser crucial para mantener el contacto con clientes y socios en entornos de riesgo político.


Preguntas frecuentes (FAQ)

1. ¿Por qué Rusia quiere controlar WhatsApp y Telegram?
El Gobierno argumenta razones de seguridad y cumplimiento legal, alegando que las plataformas no cooperan en investigaciones sobre fraude o terrorismo.

2. ¿Qué países aplican políticas similares?
China, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Catar, India y Turquía, entre otros, restringen o bloquean el uso de aplicaciones extranjeras por motivos de seguridad, control de contenidos o soberanía digital.

3. ¿Qué impacto tendría para los usuarios y empresas?
La interrupción parcial o total de estas plataformas podría dificultar la comunicación personal y profesional, afectando operaciones y relaciones comerciales.

4. ¿Podrán los usuarios sortear los bloqueos?
En otros países, el uso de VPNs y redes cifradas es habitual para eludir censura, aunque en Rusia el Gobierno también trabaja en limitar estas herramientas.


vía: Noticias Redes Sociales

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