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Ransomware: Más de una Década en la Cima del Cibercrimen Global

El ransomware, un término que la mayoría del sector tecnológico conoce desde hace más de quince años, se ha convertido en la máxima expresión del cibercrimen a nivel mundial. Aunque el concepto surgió en la primera década de los 2000, fue a partir de 2013, con la llegada de CryptoLocker, cuando el ransomware se transformó en una amenaza masiva y sofisticada. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en un fenómeno global que afecta a empresas, instituciones y ciudadanos de todo el mundo.

¿Qué es el ransomware y desde cuándo lo conocemos?

El ransomware es un tipo de software malicioso que cifra los archivos del usuario y exige el pago de un rescate, generalmente en criptomonedas, para restablecer el acceso. Si bien los primeros casos documentados datan de finales de los años noventa, como el rudimentario “AIDS Trojan” de 1989, fue entre 2005 y 2006 cuando los primeros ataques de ransomware “modernos” empezaron a aparecer en Europa del Este. Sin embargo, no fue hasta la irrupción de CryptoLocker en 2013 cuando este tipo de ataque adquirió notoriedad mundial, expandiéndose rápidamente gracias al anonimato de las criptomonedas y a la profesionalización de los grupos delictivos.

Desde entonces, el ransomware ha marcado una nueva era en la ciberdelincuencia, obligando a organizaciones y gobiernos a destinar recursos crecientes en la lucha contra esta amenaza.

¿Por qué el ransomware lidera el cibercrimen?

1. Modelo económico irresistible para los delincuentes:
El ransomware es uno de los negocios más rentables del cibercrimen. Los rescates solicitados pueden variar entre unos pocos miles y varios millones de euros, dependiendo del perfil de la víctima. Las transacciones con criptomonedas dificultan la trazabilidad y los atacantes operan desde jurisdicciones donde es complicado procesarlos judicialmente.

2. Ataques cada vez más sofisticados:
En los últimos años, los ataques han pasado de ser aleatorios a estar dirigidos y planificados. Los criminales investigan a sus víctimas, evalúan su capacidad de pago y diseñan campañas de doble o triple extorsión, combinando el cifrado de datos con la amenaza de publicar información confidencial o lanzar ataques de denegación de servicio (DDoS).

3. Impacto económico y social sin precedentes:
Grandes empresas, hospitales, ayuntamientos y hasta infraestructuras críticas han sido víctimas de ransomware. La paralización de servicios esenciales, las pérdidas económicas y el daño reputacional son enormes. Casos como el ataque a Colonial Pipeline en Estados Unidos (2021), que provocó una crisis de suministro de combustible, ilustran el alcance global y transversal del fenómeno.

4. Ecosistema criminal profesionalizado:
Hoy existen plataformas de “Ransomware-as-a-Service” (RaaS), que permiten a cualquier ciberdelincuente sin conocimientos avanzados lanzar ataques sofisticados alquilando herramientas a cambio de una comisión. Este modelo ha facilitado la explosión de ataques en todo el mundo.

5. Vulnerabilidad estructural y digitalización masiva:
La transformación digital y el auge del teletrabajo han abierto nuevas brechas de seguridad. El phishing, la explotación de vulnerabilidades y la filtración de credenciales son vías habituales de entrada. Muchas organizaciones carecen de recursos para una defensa adecuada, lo que las hace especialmente vulnerables.

Un repaso por los números

Según diversos informes internacionales, el número de ataques de ransomware se ha multiplicado por diez en la última década. En 2023, según Chainalysis, el pago total de rescates superó los 1.100 millones de dólares, el máximo histórico. El informe anual de ENISA y Sophos señala que más del 60% de las organizaciones europeas han sufrido algún intento de ransomware en los últimos años.

¿Qué pueden hacer las organizaciones?

Frente a esta amenaza, los expertos recomiendan:

  • Mantener copias de seguridad actualizadas y desconectadas.
  • Implementar políticas estrictas de actualización y parcheo.
  • Concienciar a empleados sobre ingeniería social y phishing.
  • Segmentar las redes y limitar los privilegios de usuario.
  • Contar con soluciones avanzadas de monitorización y respuesta (EDR/XDR).

Mirando al futuro

El ransomware no da señales de agotamiento. De hecho, la inteligencia artificial y las herramientas de ataque automatizadas están permitiendo lanzar campañas cada vez más complejas y personalizadas. La tendencia hacia la filtración de datos y el chantaje múltiple refuerza la peligrosidad de este tipo de ataques.

Después de más de quince años desde que el ransomware entró en el vocabulario de la ciberseguridad, hoy sigue siendo la cúspide del cibercrimen global, marcando la agenda de empresas, gobiernos y expertos en seguridad digital. El reto, ahora, es encontrar la forma de romper el ciclo de vulnerabilidad y extorsión, apostando por la cooperación internacional, la inversión sostenida y la cultura de la prevención.

Fuente: Noticias ciberseguridad

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