La nueva fiebre del suelo también es europea: por qué Madrid se sube al podio mundial de centros de datos mientras suben los precios de la tierra

La expansión imparable de los centros de datos ya no es un fenómeno exclusivo de los grandes “triángulos” estadounidenses. En 2025, la carrera por asegurar suelo y megavatios para IA, cloud y HPC está reconfigurando el mapa también en Europa, con Madrid ascendiendo con fuerza a la liga global. Lo que hace apenas un lustro era terreno de Frankfurt, Londres, Ámsterdam, París y Dublín (los clásicos “FLAP-D”) se ha extendido a Múnich, Berlín, Varsovia, Milán, Zúrich o Marsella, y —cada vez con más visibilidad— a Madrid, Lisboa/Sines, Barcelona y Turín. El patrón se repite: donde hay energía disponible, fibra troncal y una administración pro-empresa, los precios del suelo se disparan.

La tesis de fondo es sencilla. En varios hubs Tier-1 tradicionales, lo que falta no es tierra; lo que falta es potencia. Con moratorias o cupos eléctricos en Dublín y límites prácticos en zonas de Londres y Ámsterdam (tras su conocida moratoria, ahora levantada bajo condiciones), muchas inversiones han emigrado a geografías con megavatios y buena conectividad internacional. Ese cambio de rumbo ha impulsado corredores secundarios que, en muy poco tiempo, han pasado a ser claves en la economía digital europea.

“En Europa se está produciendo un rebalanceo hacia el sur y el este por una razón muy pragmática: energía renovable, terrenos con escala y diversidad de rutas. Madrid es hoy una apuesta de primer nivel para desplegar IA con latencia baja hacia la Península, el norte de África y el resto del continente”, afirma David Carrero, cofundador de Stackscale (Grupo Aire), proveedor europeo de cloud privado y bare-metal que trabaja con centros de datos de referencia en la región (Stackscale no construye ni opera centros de datos; presta servicios sobre ellos).


Por qué el “cuello de botella” europeo ya no es la tierra, sino los megavatios

Las cifras de demanda lo explican: racks de 50–80 kW se están convirtiendo en estándar para clusters de IA, y las fases de los nuevos campus se cuentan en decenas o cientos de MW. En ese contexto, disponer de una parcela sin capacidad eléctrica asegurada equivale a no tener nada. Los operadores priorizan ubicaciones con subestaciones ampliables, líneas de transmisión cercanas y un mix renovable que, además de abaratar en el medio plazo, ayuda a cumplir compromisos ESG.

Ahí es donde Europa ha cambiado el tablero: países con alta penetración renovable y espacios fuera de los núcleos urbanos concentran hoy el pipeline. España y Portugal destacan por su mix eólico-solar y por nuevos aterrizajes de cables submarinos (que añaden rutas y reducen latencias), mientras Italia gana peso en el norte (Turín, Milán), Polonia se consolida como pasarela hacia el Báltico y Ucrania, y Francia extiende su influencia desde París y Marsella a nodos cercanos a corredores hidroeléctricos.


Madrid: de alternativa a actor principal

Madrid ya no compite por cuota simbólica: crece como punto de encuentro entre hiperescalares, colocation y proveedores de nube privada y bare-metal. La capital reúne varios factores decisivos:

  • Energía y escalabilidad: capacidad eléctrica creciente con opciones de ampliación, encaje con renovables y potencial para campus.
  • Conectividad: backbones troncales, presencia de puntos neutros y nuevos cables submarinos que, vía norte (Cantábrico) y Mediterráneo, mejoran rutas hacia EE. UU., LatAm, África del Norte y Oriente Medio.
  • Latencia regional: baja latencia con Iberia, sur de Francia, Marruecos/Argelia y buenos tiempos hacia París, Frankfurt y Milán.
  • Talento y ecosistema: un tejido creciente de proveedores, integradores y equipos de SRE/MLOps necesarios para operar IA de alta densidad.

El efecto en mercado inmobiliario tecnológico es visible: parcelas en anillos industriales periféricos han ganado valor, y transacciones vinculadas a campus —a menudo con fases de 50–100 MW— compiten con usos industriales tradicionales. A diferencia de otras ciudades, Madrid parte con la ventaja de estabilidad regulatoria y tamaño de mercado doméstico, además de su papel histórico como hub financiero-empresarial de la Península.

Madrid ha pasado de ser un ‘nice to have’ a ser un ‘must’ en los mapas de expansión europea. Para IA y bare-metal de alto rendimiento, la ciudad ofrece latencia, energía y un ecosistema que entiende el 80 kW/rack y la refrigeración líquida. En Stackscale lo estamos viviendo a diario con clientes que necesitan desplegar ya y donde podemos ayudarles según el proyecto,” destaca Carrero.


Más allá del “FLAP-D”: ciudades europeas en auge

  • Frankfurt y París mantienen tracción, pero con restricciones de nuevas conexiones en áreas concretas —la electricidad manda—.
  • Londres sigue siendo referencia, aunque algunos proyectos se mueven a cinturones con capacidad eléctrica y suelo más asequibles.
  • Ámsterdam encarriló su moratoria con condiciones; la eficiencia hídrica y la energía son hoy filtros clave.
  • Dublín continúa limitada por cupos: parte del crecimiento de Irlanda mira a condados con mejor ventana de potencia.
  • Marsella se consolida como puerta mediterránea por el aterrizaje de cables y su rol de interconexión hacia África y Asia.
  • Milán/Turín y el norte de Italia capitalizan industria y conectividad intraeuropea; Varsovia crece por su papel geopolítico y de borde oriental de la UE.
  • Lisboa/Sines y Barcelona se suben a la ola por cables y renovables: el mega-campus de Sines o proyectos en el litoral catalán atraen un interés inédito.

El denominador común es el mismo: donde hay megavatios y fibra, sube el suelo. Y si, además, hay renovables o hidro cercanos, el atractivo se multiplica.


Efectos colaterales y debate social

Como en EE. UU., la recalificación de suelos agrarios o industriales a digitales dispara el valor del suelo y aumenta la recaudación (IBI, tasas), financiando servicios y vías. También empuja infraestructuras (subestaciones, líneas, fibra) que benefician al tejido local. Pero hay reticencias: agua, ruido, paisaje y vivienda son frentes a vigilar para evitar tensiones con las comunidades. La licencia social de los proyectos pesa —y pesará— tanto como la licencia urbanística.

En paralelo, analistas alertan de sobrevaloraciones puntuales en plazas secundarias donde el suelo financiero (adquisición especulativa) va más rápido que el suelo real (megavatios de la utility). Sin compromisos firmes de potencia y fechas de conexión, no hay campus que valga.


Lo que cambia para las empresas (y cómo responder)

  1. Colocation será más cara en mercados “alternativos”. El suelo y la energía suben; budget al alza.
  2. Evaluar land pipelines y expansión del proveedor: no basta con el CPD actual, hay que mirar sus siguientes 24–36 meses.
  3. ESG y reputación importan: construir en suelo agrario exige renovables, eficiencia hídrica y diálogo.
  4. Latency matters: Madrid, Marsella o Milán acercan empleados y clientes; elegir bien la plaza reduce costes de red.

Para cargas IA/altas densidades, bare-metal sobre colocation de alta densidad (refrigeración líquida, 415 V, PDUs A/B) es hoy la ruta corta: time-to-GPU en meses, frente a años del “construye-tu-propio”. (Stackscale, por ejemplo, proporciona cloud privado y bare-metal sobre DCs europeos de referencia; no construye ni opera centros de datos).


Madrid, pieza clave en la cadena de valor de la IA en Europa

La latencia hacia la Península, México/LatAm vía transatlánticos, norte de África y resto de Europa pone a Madrid en el centro de una malla que la IA exige: entrenas donde hay megavatios, infiere cerca del usuario y replicas datos por rutas diversas. Con refrigeración líquida y pods GPU de 80 kW/rack, Madrid puede anclar clústeres de entrenamiento y servir inferencia a baja latencia en mercados hispanos y europeos.

La prueba está en el detalle: subestaciones planificadas, contratos de energía a largo y un ecosistema que entiende de D2C (direct-to-chip), inmersión, InfiniBand/Ethernet 400G y NVMe a escala.


Recomendaciones operativas para proyectos en España/UE

  • Energía: exigir capacidad firmada, fechas y, si es posible, PPAs renovables.
  • Cooling: pedir líquida (D2C/inmersión) por contrato a partir de 50 kW/rack; agua y recirculación auditadas.
  • Fibra: rutas diversas hacia IX, nubes y cables submarinos; SLAs de latencia.
  • Permisos: asegurar estudios ambientales y diálogo temprano con la comunidad.
  • Escalabilidad: opciones de expansión (MW/m²) claras en 24–36 meses.

¿Qué ciudades europeas seguirán la estela?

Además de Madrid, los focos probables están donde coinciden energía, suelo y fibra: Sines/Lisboa, Barcelona/Tarragona, Marseille/Provenza, Piamonte/Lombardía, Silesia/Varsovia, Baviera y Viena/Bratislava como binomio transfronterizo. A medio plazo, Escandinavia seguirá atrayendo cargas por renovables e hiper-enfriamiento natural, aunque la latencia hacia el sur y oeste no siempre encaje para IA interactiva.


Conclusión: asegurar el suelo (y los MW) es estrategia, no logística

La expansión de los centros de datos está reescribiendo el mercado del suelo en EE. UU. y en Europa. Madrid ha saltado de alternativa a actor principal, en una ola donde Columbus, Reno, Salt Lake City, San Antonio y Hillsboro marcan la pauta al otro lado del Atlántico. En Europa, la fiebre se traduce en subidas de precio, especulación junto a corredores de fibra y una discusión legítima sobre uso del suelo y agua.

A la empresa le toca anticipar: proveedores con pipeline de suelo y megavatios ganarán; quienes lleguen tarde pagarán más o quedarán fuera. Y, en el caso de Madrid, la oportunidad es doble: tecnológica —ser hub de IA, cloud y edge— y social —traducir la recaudación en formación, vivienda y resiliencia para la ciudad. La economía digital no se construye solo con racks; también con confianza.


Preguntas frecuentes

¿Por qué Madrid se ha convertido en un punto clave para centros de datos en 2025?
Por la combinación de energía disponible y escalable, buena conectividad (incluidos cables submarinos cercanos y backbones troncales) y latencia competitiva hacia Iberia, Europa y norte de África. Además, el ecosistema local (operadores, colocation, cloud privado/bare-metal) está preparado para altas densidades (líquida, 80 kW/rack).

¿Qué ciudades europeas, además de Madrid, están viendo subidas fuertes del precio del suelo por centros de datos?
Marsella/Provenza, Milán/Turín, Varsovia y Zúrich, junto a secundarios en Baviera y Viena/Bratislava. En la Península, Sines/Lisboa y Barcelona emergen por cables y renovables.

¿Cómo afecta esta “fiebre del suelo” a los costes de colocation?
El suelo más caro y las limitaciones eléctricas tensionan la oferta, por lo que los alquileres suben también en mercados que antes eran asequibles. Es recomendable presupuestar al alza y priorizar proveedores con suelo y potencia asegurados para los próximos 24–36 meses.

¿Qué papel juegan Stackscale y el bare-metal en este contexto?
Stackscale ofrece cloud privado y bare-metal sobre centros de datos de referencia en Europa (no construye ni opera DCs). El bare-metal permite IA y HPC a alta densidad, con acceso directo al hardware, cumplimiento y SLA estables, aprovechando campus que ya cuentan con potencia y refrigeración líquida.

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