La transición energética y la cara oculta de los minerales críticos

La lucha contra el cambio climático ha colocado a las energías renovables, la nuclear y las tecnologías de almacenamiento en el centro del debate global. Paneles solares, turbinas eólicas, baterías de ion-litio y reactores nucleares de nueva generación son símbolos de un futuro más limpio. Pero detrás de esta revolución se esconde una realidad menos visible: la transición energética depende de una minería intensiva de minerales críticos, cuya extracción, concentración geográfica y costes ambientales plantean enormes desafíos.

Una dependencia material mucho mayor que los combustibles fósiles

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) calcula que las tecnologías bajas en carbono requieren de 2 a 10 veces más minerales que las fósiles para generar la misma cantidad de energía.

  • Una central de gas: menos de 1 tonelada de minerales por megavatio instalado.
  • Una planta de carbón: 2 toneladas.
  • Una planta solar fotovoltaica: más de 6 toneladas.
  • Eólica terrestre: 10 toneladas.
  • Eólica marina: hasta 15 toneladas.
  • Nuclear: unas 5 toneladas.

La diferencia no es menor: significa que para lograr los objetivos climáticos de aquí a 2050 será necesario multiplicar la demanda mundial de litio por 40, la de níquel por 20 y la de cobre por más del 25, según proyecciones de la AIE.

operador nuclear energias verdes

La nueva geopolítica de los minerales

Si el siglo XX estuvo marcado por el petróleo, el XXI podría estarlo por el litio, el cobalto, las tierras raras y el cobre. El mapa de su extracción es altamente desigual:

  • Cobalto: más del 70 % proviene de la República Democrática del Congo.
  • Litio: concentrado en el “triángulo del litio” (Chile, Argentina, Bolivia), con China y Australia como actores clave.
  • Tierras raras: China controla más del 60 % de la producción y casi el 90 % del refinado mundial.
  • Cobre: Chile lidera con más del 25 % de la producción global.

Esto genera una nueva dependencia estratégica que ya preocupa a la Unión Europea y a Estados Unidos, que han aprobado leyes específicas para asegurar cadenas de suministro más seguras y diversificadas.

El coste ambiental y social de la minería

La “energía verde” arrastra un lado oscuro. Para obtener una tonelada de cobre es necesario procesar unas 200 toneladas de roca, y en el caso del cobalto hasta 1.500 toneladas. Esto implica deforestación, emisiones contaminantes, consumo de agua y riesgos para comunidades locales.

En países como la RDC, la minería artesanal de cobalto está ligada al trabajo infantil y condiciones laborales precarias, lo que ha abierto un debate ético sobre la verdadera “limpieza” de las cadenas de suministro de la transición energética.

Baterías y movilidad eléctrica: el epicentro de la demanda

El coche eléctrico simboliza el cambio, pero también concentra los mayores retos. Una batería de ion-litio de 70 kWh requiere en promedio:

  • 62 kg de litio
  • 35 kg de níquel
  • 20 kg de manganeso
  • 14 kg de cobalto
  • 85 kg de cobre

Según la AIE, un vehículo eléctrico necesita seis veces más minerales que un coche de combustión. Con la proyección de 200 millones de vehículos eléctricos en circulación en 2030, la presión sobre estos recursos será inédita.

Nuclear y renovables: distintas huellas materiales

Mientras que la nuclear ofrece un alto rendimiento energético con una huella material reducida, la solar y la eólica —especialmente la marina— encabezan la demanda de minerales. Esto no significa que deban abandonarse, sino que su despliegue debe acompañarse de políticas de reciclaje, innovación en materiales y diversificación de proveedores.

El factor invisible: las redes eléctricas

La transición no es solo generación: también es transmisión. Actualmente existen unos 70 millones de km de redes eléctricas en el mundo, que contienen 150 millones de toneladas de cobre y 210 millones de aluminio.

Para 2040 será necesario duplicar la capacidad de las redes, lo que disparará aún más la demanda de metales.

Hidrógeno, IA y nuevos consumos

La apuesta por el hidrógeno verde requerirá minerales como platino y paladio en las pilas de combustible. Además, el auge de la inteligencia artificial y los centros de datos está disparando la necesidad de chips y servidores, lo que multiplica el consumo de aluminio, acero, cobre y tierras raras.

La oportunidad del reciclaje

El reciclaje será clave para reducir la presión minera. Hoy se recupera más del 75 % del aluminio y gran parte del cobre, pero menos del 1 % del litio y las tierras raras. Sin avances tecnológicos en este campo, será difícil sostener el crecimiento.

Conclusión: la transición no es gratuita

El futuro bajo en carbono es innegociable para frenar el cambio climático, pero no será ligero en términos materiales. Los minerales críticos se han convertido en el nuevo petróleo, y su gestión responsable marcará la diferencia entre una transición energética sostenible y una que repita errores del pasado.


Preguntas frecuentes (FAQ)

1. ¿Qué son los minerales críticos?
Son minerales esenciales para la transición energética, como litio, cobalto, níquel, tierras raras y cobre.

2. ¿Por qué preocupan tanto?
Porque su extracción está muy concentrada en pocos países, lo que genera riesgos de dependencia y conflictos geopolíticos.

3. ¿Las renovables son menos sostenibles por necesitar más minerales?
No, siguen siendo clave para descarbonizar. Pero su despliegue debe acompañarse de minería responsable, reciclaje y diversificación.

4. ¿Puede el reciclaje resolver el problema?
Será parte de la solución, pero aún no es suficiente. En materiales como litio o tierras raras, la recuperación a gran escala sigue siendo inviable económicamente.

vía: LinkedIN (imagen Operador Nuclear) y Mentes Curiosas

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