La economía digital se sostiene sobre dos fuerzas que no pueden separarse: capacidad e interconexión. De un lado, empresas, hyperscalers y proveedores de cloud necesitan megavatios y metros cuadrados para alojar cargas que crecen sin freno —IA, cloud native, analítica en tiempo real—. Del otro, dependen de ecosistemas densos de carriers, IXPs, nubes, cables submarinos y partners que mueven datos a la velocidad del negocio. Pensarlas como prioridades opuestas es el error habitual: sin capacidad no hay escala; sin interconexión no hay rendimiento.
Los carrier hotels más icónicos del mundo —de 60 Hudson Street (Nueva York) a 350 East Cermak (Chicago), o 1 Wilshire (Los Ángeles)— han alcanzado ese estatus porque hacen ambas cosas a la vez. Y ese mismo equilibrio está reconfigurando hoy el mapa europeo, con Madrid subiendo posiciones en la carrera global de los centros de datos.
“La realidad operativa nos lo recuerda cada día: el centro de datos que solo tiene megavatios es un warehouse caro, y el que solo tiene fibras e IXPs es un cul-de-sac. El valor está en cruzar capacidad e interconexión en el mismo ecosistema,” señala David Carrero, cofundador de Stackscale (grupo Aire), proveedor europeo de cloud privado y bare-metal que trabaja con centros de datos de referencia en el continente (Stackscale no construye ni opera centros de datos; presta servicios sobre ellos).
Interconexión: el pulso de la infraestructura
La interconexión es lo que convierte un edificio con servidores en un mercado vivo de conectividad. Las empresas no alquilan solo espacio y potencia; acuden a los carrier hotels por el ecosistema que vive dentro:
- Baja latencia: los cross-connects y el peering directo saltan rutas públicas congestionadas.
- Eficiencia de costes: peering y fabrics reducen dependencia de tránsito IP caro.
- Resiliencia: múltiples carriers y rutas —a menudo apoyadas en cables submarinos— ofrecen redundancia física.
- Alcance: basta con conectarse a partners ya presentes en el edificio para abrir mercados en horas, no en meses.
En Norteamérica, operadores como Digital Realty y Equinix han convertido sus edificios flagship en imanes de carriers, cloud on-ramps y sistemas submarinos, y han extendido ese valor con fabrics neutrales a nivel de aplicación que permiten interconectar virtualmente geografías y proveedores.
Capacidad: la base que permite crecer (de verdad)
La interconexión impulsa el rendimiento; la capacidad sostiene el crecimiento. Un carrier hotel moderno tiene que entregar ambos:
- Densidad de potencia para IA, HPC y cargas cloud depredadoras (hoy, 50–80 kW por rack ya no es excepcional).
- Escalabilidad: crecer sin abandonar el ecosistema (mismo campus, misma malla de cross-connects).
- Resiliencia: alimentaciones A/B, refrigeración líquida cuando toca, mantenimiento sin cortar servicio.
Durante años, 350 East Cermak (Chicago) o 56 Marietta (Atlanta) combinaron ambas cosas: capacidad e interconexión bajo el mismo techo. Hoy, incluso los hiperescalares que alquilan decenas de MW en nuevos desarrollos buscan anclar parte de su huella en hubs de interconexión: sin ecosistema, la capacidad pierde valor estratégico.
Data Gravity: los datos atraen aplicaciones, redes y socios
El concepto de Data Gravity cambió la forma de desplegar TI. Los datos —antes centralizados en on-prem— hoy crecen exponencialmente en nubes, edge y entornos híbridos. A medida que crecen, atraen a su alrededor aplicaciones, servicios y analítica. En la práctica, donde viven los datos es donde debe vivir el ecosistema.
Ejemplos clásicos en EE. UU.:
- 60 Hudson (Nueva York) conserva a traders y proveedores de low-latency no solo por su capacidad, sino por la concentración de brokers, feeds y carriers en el mismo punto.
- 1 Wilshire (Los Ángeles) conecta contenido y CDNs con Asia-Pacífico gracias a su ventana submarina.
- Westin Building Exchange (Seattle) ancla cables transpacíficos que alimentan el noroeste.
La lección es trasladable a Europa.
Europa en primera persona: de FLAP-D a Madrid, Marsella y más allá
El tablero europeo estaba dominado por FLAP-D —Frankfurt, Londres, Ámsterdam, París y Dublín—. En 2025, ese mapa se amplía por una razón prosaica: potencia disponible. Con cupos o moratorias eléctricas en algunos hubs, la capacidad y la interconexión han crecido en ciudades capaces de ofrecer megavatios y fibra troncal al mismo tiempo. Entre ellas:
- Madrid. Ha pasado de “alternativa” a hub principal: capacidad eléctrica con posibilidad de ampliación, peering con IXPs (DE-CIX Madrid, ESpanix), rutas troncales y proximidad a cables submarinos que aterrizan en Bilbao (MAREA, Grace Hopper), Barcelona (2Africa) o Valencia/Cartagena (nuevos sistemas en despliegue). La capital española ofrece baja latencia hacia la Península, sur de Francia, norte de África y buenos tiempos hacia los hubs centroeuropeos.
- Marsella. Se consolidó como la gran puerta mediterránea a África, Oriente Medio y Asia. Su ecosistema de interconexión creció de la mano de sistemas submarinos que convergen en la costa provenzal.
- Lisboa/Sines. El cable EllaLink y nuevos proyectos convierten la fachada atlántica portuguesa en punto de anclaje para flujos Europa–LatAm, con suelo y energía competitivos.
- Milán/Turín. El norte de Italia capitaliza industria, peering regional y conectividad intraeuropea.
- Varsovia. Nexo del este europeo, gana peso por geopolítica y expansión hacia los Bálticos.
- Zúrich y Viena/Bratislava. Opciones atractivas por estabilidad, energía y enlaces transfronterizos.
“Madrid destaca porque combina megavatios y ecosistema. Si sumas DE-CIX/ESpanix, proximidad a cables, baja latencia hacia Iberia y rutas sólidas a Europa central, tienes el caldo de cultivo perfecto para la IA y el bare-metal de alto rendimiento,” apunta Carrero.
Los “carrier hotels” europeos: dónde late el peering
Europa cuenta con edificios faro de interconexión que, como sus equivalentes estadounidenses, mezclan ecosistemas y escala:
- Telehouse Docklands (Londres) y Harbour Exchange concentran peering (LINX) y on-ramps de nube.
- Camps de Interxion/Digital Realty y Equinix en Frankfurt —con DE-CIX como magneto— son referencia para el centro de Europa.
- Voltaire/TH2 (París) y los campus periféricos concentran tránsito a nivel continental.
- AMS-IX (Ámsterdam) y los data centers del Science Park mantienen su papel histórico.
- MRS1-3 (Marsella), puerta mediterránea de cables.
- Madrid crece sobre campus en Alcobendas, San Fernando, Valdebebas y anillos cercanos, conectados a IXPs y backbones nacionales e internacionales.
La pauta es conocida: carrier hotel + campus de escala en la misma metro. El primero opera como mercado; el segundo, como granero de megavatios. Sin puentes (físicos y virtuales) entre ambos, la ecuación no cierra.
Subsea: la “gravedad” que cruza océanos
Se estima que >95 % del tráfico internacional viaja en cables submarinos. En Europa, esa malla explica por qué Marsella y los litorales atlánticos (de Bilbao a Sines) crecen en interconexión. Para las empresas, desplegar en metros con ventanas submarinas y IXPs activos recorta latencias, abarata tránsito y desbloquea audiencias en otras regiones.
¿Oposición o convergencia? La tesis “capacidad vs interconexión” ya no sirve
En 2025 no se trata de elegir capacidad o interconexión, sino de convergencia. La IA, el edge y la adopción global de cloud exigen infraestructura capaz de escalar cargas mientras las conecta de forma instantánea con el mundo. La estrategia ganadora combina:
- Capacidad (campus escalables, densidad de potencia, refrigeración líquida) para alojar pods de 60–80 kW/rack y fases de decenas de MW.
- Interconexión física (IXPs, carriers, on-ramps de nube, subsea) y virtual (fabrics neutrales) para mover datos con latencias predecibles y costes optimizados.
Norteamérica y Europa: dos caras de la misma moneda
El artículo clásico enumera los carrier hotels norteamericanos —60 Hudson, 1 Wilshire, Westin, 350 E. Cermak, 56 Marietta, 11 Great Oaks, 32 Avenue of the Americas— y a los operadores que los hacen posibles (Digital Realty, Equinix, CoreSite, Cologix). Europa tiene equivalentes —Docklands, FRA, PAR, AMS, MRS, MAD— y proveedores con huella global que reproducen el mismo modelo: densidad de interconexión en la metro core y capacidad escalable en campus anexos.
La diferencia de 2025 es que la demanda de IA ha elevado el listón de la capacidad, y la escasez eléctrica en algunos hubs ha desplazado la Data Gravity a metros emergentes: ahí entran Madrid, Lisboa/Sines, Varsovia o Turín/Milán. La interconexión sigue al dato: donde se entrena y se infiere se terminan concentrando carriers, clouds y partners.
Cómo decidir: cuatro criterios prácticos (y un error que evitar)
1) Ecosistema existente. ¿Hay carriers, IXPs y on-ramps en el edificio? ¿Qué cross-connects y meet-me rooms ofrece? ¿Hay fabrics para extender interconexión virtual a otras metros?
2) Subsea y rutas. ¿Acceso a cables con baja latencia hacia tus mercados? ¿Rutas diversas y SLAs de latencia/transit?
3) Escalabilidad real. ¿Puede el proveedor duplicar o triplicar capacidad en la misma metro sin migraciones traumáticas? ¿Dispone de pipeline de suelo y megavatios?
4) Densidad y eficiencia. ¿Admite líquida (D2C o inmersión), 415 V, 80 kW/rack? ¿Mide y publica PUE/TUE y uso de renovables?
El error: elegir “solo capacidad” en un páramo de conectividad o “solo interconexión” donde no hay megavatios. La Data Gravity castiga ambos extremos.
Madrid, caso de estudio: latencia hacia el sur de Europa y anclaje atlántico-mediterráneo
Madrid ha ganado un lugar en el podio europeo por intersección: capacidad para alojar pods GPU de alta densidad y conectividad troncal a IXPs y a ventanas submarinas atlánticas (Bilbao) y mediterráneas (Barcelona/Valencia). Para cargas IA es especialmente valioso:
- Entrenamiento en campus con líquida y 415 V;
- Inferencia de baja latencia hacia Iberia, sur de Francia y norte de África;
- Replicación y DR a otros hubs europeos con rutas diversas.
“Para clientes que quieren desplegar IA ya en Europa, Madrid ofrece un mix difícil de igualar: megavatios, ecosistema y latencia. Si añadimos PPAs renovables y eficiencia (líquida, pods bien cableados), el coste por resultado —no por hora— sale,” apunta Carrero.
Qué deberían exigir las empresas en 2025
- Visibilidad eléctrica (capacidad firmada, fechas y ampliaciones).
- Compromisos ESG reales (PPAs, agua, reporte).
- Fabrics que permitan interconexión virtual metro-to-metro y multicloud sin depender de tránsito público.
- Opciones de expansión en 24–36 meses (suelo, MW, m²) en la misma metro.
- Tooling para observabilidad (latencias, cross-connects, uso de ports, coste/transit) y FinOps.
Conclusión: el escenario es el mismo, el reparto ha cambiado
Capacidad construye el escenario; la interconexión hace posible la función. En 2025, el movimiento no es elegir, sino equilibrar. Los carrier hotels y campus que mejor combinen ambas piezas —en Nueva York, Chicago, Los Ángeles… y en Madrid, Marsella, Londres o Frankfurt— serán los polos de una Data Gravity que no entiende de fronteras. Las empresas que desplieguen donde ya existe el ecosistema, con megavatios asegurados y rutas diversas, ahorrarán latencia, costes y, sobre todo, tiempo.
Preguntas frecuentes
¿Qué es un carrier hotel y en qué se diferencia de un data center convencional?
Un carrier hotel es un edificio de interconexión con altísima densidad de carriers, IXPs, on-ramps de nube y partners, además de capacidad (potencia y espacio). Aporta baja latencia, resiliencia (múltiples rutas) y alcance inmediato a ecosistemas ya presentes; un data center convencional puede tener potencia, pero no el mismo mercado de conectividad.
¿Por qué Madrid se ha convertido en un hub europeo de interconexión y capacidad?
Porque combina capacidad eléctrica escalable, IXPs activos (DE-CIX Madrid, ESpanix), rutas troncales y proximidad a cables submarinos atlánticos y mediterráneos. Esto permite entrenar e inferir IA con baja latencia hacia Iberia y conectar con Europa y África del Norte con rutas diversas.
¿Qué es Data Gravity en centros de datos y por qué importa?
La Data Gravity es la tendencia de los datos a atraer aplicaciones, servicios y socios a su alrededor. Donde residen los datos, confluyen redes, nubes y partners. Desplegar en ecosistemas conectados reduce latencia y costes y acelera la innovación.
Interconexión vs capacidad: ¿cómo priorizar en un proyecto nuevo?
No es una dicotomía. Evalúa ecosistema existente (carriers, IXPs, on-ramps), acceso a cables (subsea) y fabrics virtuales, junto con escala (MW, densidad por rack) y expansión en 24–36 meses. Elegir solo por capacidad o solo por interconexión suele encarecer y ralentizar el negocio.