Estonia vuelve a colocarse a la vanguardia de la educación tecnológica y de defensa. El país báltico ha puesto en marcha este otoño un programa piloto para que alumnos de 4.º de ESO / 1.º de Bachillerato (décimo curso en su sistema) aprendan a manejar drones en el instituto, dentro de una asignatura optativa que combina simulación, teoría y prácticas reales de vuelo.
La iniciativa, desarrollada por la Defence Resources Agency en colaboración con la Academia de Aviación de Estonia, se integra en el marco de la ya existente formación obligatoria en defensa, pero con un enfoque claramente técnico: el objetivo no es entrenar soldados, sino formar a futuros especialistas en sistemas no tripulados en un entorno controlado y seguro.
Un curso optativo con simuladores, teoría y vuelo real
El nuevo curso de “tecnología de drones” se está impartiendo, por ahora, en 10 centros de secundaria superior, con la intención de ampliarlo a más escuelas si la demanda crece.
La estructura de la asignatura está muy definida:
- 35 horas de formación en total
- 25 horas de teoría, donde se abordan principios básicos de aerodinámica, legislación, seguridad aérea, componentes de un dron, escenarios de uso civil y de defensa, y normas de operación responsable.
- 10 horas de práctica, primero en simuladores y después con vuelos reales, siempre bajo supervisión y siguiendo protocolos de seguridad estrictos.
El recorrido está diseñado para que el alumnado comience en un entorno virtual —donde puede equivocarse sin riesgos— y vaya ganando confianza antes de coger los mandos en el exterior. Al finalizar, los estudiantes quedan preparados para obtener la certificación de competencia de operador A1/A3, el requisito básico para pilotar drones en muchos entornos regulados.
Defensa, industria y talento: una apuesta estratégica
Estonia lleva años siendo un caso de estudio en digitalización, ciberseguridad y gobierno electrónico. Ahora, quiere aplicar esa misma lógica a la formación en sistemas no tripulados, en un contexto en el que los drones son ya pieza clave tanto en el ámbito civil como en el militar.
“Lograr que los jóvenes se familiaricen pronto con los sistemas no tripulados es esencial no solo para la seguridad nacional, sino también para el desarrollo de la industria estonia de defensa”, ha señalado Rene Ehasalu, responsable del Defence Estonia Cluster. Según explica, las empresas locales están desarrollando capacidades de primer nivel en drones y necesitan ingenieros y operarios que lleguen al mercado laboral con una base sólida en estas tecnologías.
El curso se plantea así como una puerta de entrada: quienes lo completen con éxito estarán mejor posicionados para continuar estudios avanzados en ingeniería, aviación, robótica o tecnologías de defensa, o para incorporarse a un sector industrial en plena expansión.
No es instrucción militar, es alfabetización tecnológica
Uno de los mensajes que el Ministerio de Defensa estonio y la Academia de Aviación han querido dejar claros es que no se trata de formación militar en sentido estricto.
El programa:
- Se imparte en el horario lectivo, como cualquier otra optativa.
- Utiliza drones en entornos controlados y con criterios de seguridad civil.
- Pone el acento en la responsabilidad, la normativa y los usos civiles y duales (rescate, logística, inspecciones, agricultura de precisión, etc.).
El propio rector de la Academia de Aviación, Koit Kaskel, subraya que la asignatura ofrece “conocimientos básicos y experiencia práctica de vuelo” que pueden aplicarse a múltiples salidas profesionales, desde la ingeniería hasta la operación de sistemas avanzados en distintos sectores.
Un ecosistema de drones que mira más allá de Estonia
Aunque se trata de un país pequeño, Estonia ha creado un ecosistema de empresas de defensa y aeroespacial mucho más grande de lo que cabría esperar por su tamaño. Dentro del ámbito de sistemas no tripulados figuran compañías como Milrem Robotics, Threod, KrattWorks, Jotel o Lendurai, que desarrollan desde plataformas terrestres robotizadas hasta soluciones de vigilancia y reconocimiento aéreo.
Muchas de estas soluciones se diseñan pensando expresamente en la interoperabilidad, por ejemplo integrándose con herramientas empleadas por aliados, como el Tactical Awareness Kit (TAK) del ejército estadounidense. La idea es que los sistemas estonios puedan encajar de forma natural en operaciones conjuntas con socios europeos y transatlánticos.
Está previsto que en 2026 Estonia destine más del 5 % de su PIB a defensa, una cifra entre las más altas de la OTAN. Ese esfuerzo presupuestario se quiere traducir no solo en la compra de material, sino en la capacidad de desarrollar y probar nuevas tecnologías con rapidez, y ponerlas en manos de fuerzas armadas y servicios de seguridad en poco tiempo. Formar a jóvenes en el uso de drones encaja con esa visión: disponer en unos años de una generación que ya entiende, de forma natural, cómo funcionan estos sistemas.
Educación, resiliencia y cultura digital
El programa de drones en secundaria también refleja la forma en que Estonia entiende la resiliencia nacional. La educación en defensa no se limita a lo militar: incorpora competencias tecnológicas, conocimiento del ciberespacio y habilidades prácticas para actuar en un entorno donde la frontera entre lo civil y lo militar es cada vez más difusa.
En un país que fue pionero en el voto online, en la identidad digital para ciudadanos y en la e-residencia, enseñar a adolescentes a manejar sistemas no tripulados es un paso lógico más: los drones forman parte ya del paisaje urbano, rural, industrial y de seguridad. Saber cómo funcionan, cómo se regulan y cómo se usan de forma responsable será tan importante como entender el funcionamiento de internet o de las redes sociales.
¿Qué puede aprender el resto de Europa?
Mientras muchos sistemas educativos siguen debatiendo si incorporar asignaturas de robótica o programación básica, Estonia ha pasado directamente a la formación específica en tecnologías críticas para la próxima década. Su iniciativa plantea varios debates interesantes para otros países europeos:
- ¿Debe la educación secundaria abordar tecnologías de doble uso, como los drones, el análisis de ciberamenazas o la inteligencia artificial aplicada a seguridad?
- ¿Cómo equilibrar la formación en defensa con la promoción de valores democráticos y usos civiles?
- ¿Quién diseña y supervisa los contenidos: ministerios de educación, de defensa, universidades, industria?
Por ahora, Estonia ha respondido combinando ministerios, agencias de defensa, academia y empresas privadas en un mismo proyecto piloto. Si el modelo se consolida y se expande a más centros, podría convertirse en referencia para otros estados que buscan modernizar su enseñanza en un contexto geopolítico cada vez más complejo.
Preguntas frecuentes sobre el programa de drones en institutos de Estonia
¿En qué cursos se ofrece el programa de drones en Estonia?
El curso se dirige al décimo grado, equivalente aproximadamente a los primeros años de bachillerato o secundaria superior. Es una asignatura optativa que se suma a la formación obligatoria en defensa ya existente en el sistema educativo estonio.
¿Es un curso con fines militares?
No. Aunque se enmarca en la educación en defensa y cuenta con apoyo del Ministerio de Defensa, el objetivo principal es introducir a los alumnos en la tecnología de sistemas no tripulados, con énfasis en la seguridad, la normativa y los posibles usos civiles e industriales.
¿Qué tipo de contenidos incluye la asignatura de drones?
El programa desarrolla 35 horas de formación, con 25 horas de teoría sobre fundamentos técnicos, normativa y seguridad, y 10 horas de prácticas. El alumnado comienza con simuladores y, con el tiempo, realiza vuelos reales bajo supervisión, con la vista puesta en la certificación de operador A1/A3.
¿Qué salidas puede tener esta formación para los estudiantes?
Los conocimientos adquiridos pueden servir como base para estudios superiores en ingeniería, aviación, robótica o tecnologías de defensa, así como para incorporarse a empresas del sector de drones y sistemas autónomos. Además, facilita el camino para obtener certificaciones oficiales de piloto de drones y operar en entornos profesionales regulados.