El rack de servidores es un elemento esencial en el diseño físico de cualquier centro de datos, sala de servidores o incluso una simple sala técnica de oficina. Lejos de ser solo un mueble, el rack actúa como columna vertebral de la infraestructura, albergando y organizando los equipos IT críticos: servidores, switches, sistemas de almacenamiento, paneles de parcheo, PDUs y más.
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Seleccionar el tamaño y las dimensiones correctas del rack es fundamental para maximizar el espacio, garantizar la seguridad física y la ventilación, y preparar el entorno para el crecimiento y la evolución tecnológica. A continuación, repasamos los tres parámetros esenciales que definen un rack estándar y lo que hay que tener en cuenta antes de tomar la decisión final.
Altura del rack: el estándar “U”
La altura de los racks se mide en unidades de rack, abreviadas como “U”. Cada “U” equivale a 1,75 pulgadas (44,45 milímetros). El estándar más habitual en los centros de datos es el rack de 42U, que proporciona 73,5 pulgadas de espacio vertical útil, suficiente para albergar múltiples servidores, dispositivos de red y accesorios.
Existen otras alturas comunes, como 22U o 27U para racks medios (ideales en oficinas o pequeñas instalaciones) y racks de 48U para entornos de alta densidad. También hay modelos compactos o de pared, de 1U a 10U, pensados para entornos reducidos o usos muy específicos.
No solo la altura del rack se mide en U; los propios dispositivos (servidores, switches, SAIs, etc.) también se diseñan según este estándar: por ejemplo, un servidor 1U o un SAI 2U. Por ello, la planificación debe prever la suma de todas las “U” que ocuparán los dispositivos y dejar espacio adicional para futuras ampliaciones o mejoras.
Ancho del rack: el estándar de 19 pulgadas
El ancho estándar en la industria es de 19 pulgadas, que corresponde al espacio entre los raíles de montaje, no al ancho exterior total del rack. Este estándar facilita la compatibilidad universal de los equipos, que pueden fijarse mediante tornillos o clips a las guías del rack. Sin embargo, es importante considerar que el ancho exterior suele ser mayor (24 pulgadas o más), sobre todo para dejar espacio a la gestión de cables y asegurar el flujo de aire.
Planificar correctamente el ancho es crucial para determinar cuántos racks caben en la sala y garantizar que haya suficiente espacio para el acceso, el mantenimiento y la circulación de aire, tanto frontal como lateral.
Profundidad del rack: pensando en el futuro
La profundidad del rack, es decir, la distancia entre los raíles delanteros y traseros, puede variar considerablemente según las necesidades. Los valores más comunes son:
- 27 pulgadas: profundidad reducida, adecuada para equipamiento compacto.
- 31 pulgadas: profundidad intermedia, común en muchos entornos empresariales.
- 37 pulgadas: la más habitual para servidores modernos.
- 42 pulgadas o más: para racks de alta densidad y equipos de gran formato.
Es esencial calcular la profundidad útil teniendo en cuenta no solo el espacio físico de los equipos, sino también el margen necesario para el cableado, la ventilación y la apertura de puertas delanteras y traseras. En general, conviene dejar entre 2 y 5 centímetros libres por delante y detrás para facilitar la instalación y el mantenimiento.
Los racks modernos suelen incorporar raíles ajustables, permitiendo adaptar la profundidad interna a las necesidades específicas de cada equipo y facilitando la gestión de futuros cambios o ampliaciones.
¿Racks estándar o soluciones personalizadas?
El rack de 42U de altura y 19 pulgadas de ancho se ha convertido en el estándar de la industria, pero no siempre es la opción ideal para todos los casos. Algunas empresas, por necesidades específicas de espacio, ventilación, seguridad o integración con otros sistemas, pueden requerir soluciones personalizadas. En estos casos, es posible diseñar racks a medida en altura, ancho o profundidad, siempre asegurando la compatibilidad con el equipamiento TI.
La elección entre un rack estándar o uno personalizado debe considerar factores como la densidad de equipos, los requisitos de potencia y refrigeración, las restricciones de espacio físico y las posibilidades de ampliación futura.
Más allá de las dimensiones: otros aspectos a valorar
Una vez que se han determinado las medidas básicas del rack, es importante analizar otros elementos críticos para el rendimiento y la seguridad de la instalación:
- Tipo de rack: abierto, cerrado, mural, de dos o cuatro postes, dependiendo de las necesidades de seguridad, ventilación y accesibilidad.
- Gestión de cableado: guías y bandejas para organizar cables de red y alimentación, evitando enredos y facilitando el mantenimiento.
- Accesorios y seguridad: puertas, paneles laterales, cerraduras, sensores ambientales y sistemas de monitorización.
- Ventilación y refrigeración: diseños perforados, ventiladores y soluciones de canalización de aire para mantener la temperatura adecuada y proteger los equipos.
- Facilidad de acceso: posibilidad de desmontar paneles o extraer bandejas para manipulación rápida y segura de equipos.
Conclusión
El rack es mucho más que un simple armario para servidores: es el pilar de toda la infraestructura física del data center. Acertar con sus dimensiones y características es fundamental para garantizar la eficiencia, la seguridad y la capacidad de evolución de la instalación tecnológica de cualquier organización. Un buen análisis previo y la elección de las medidas adecuadas permitirán aprovechar al máximo el espacio, facilitar el crecimiento futuro y optimizar la inversión en infraestructura IT.