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El vestido que personifica Internet: la moda se encuentra con la tecnología

En un mundo donde lo digital parece intangible, un vestido hecho con 3.600 metros de cables de fibra óptica ha logrado materializar la esencia de Internet. Esta creación única, fruto de una colaboración entre el diseñador de moda Maximilian Raynor y la empresa global de infraestructura digital Equinix, busca dar vida a la infraestructura física que conecta nuestras vidas digitales.

La Internet: más que una nube

Para la mayoría de las personas, Internet es una red invisible que permite comunicaciones, transacciones y entretenimiento en cuestión de segundos. Sin embargo, detrás de esta aparente magia digital hay un complejo entramado de cables de fibra óptica, routers, switches, satélites y centros de datos. Esta infraestructura física, que incluye autopistas submarinas y túneles subterráneos, es la columna vertebral de la conectividad global.

Equinix, con más de 260 centros de datos en todo el mundo, alberga gran parte de estos componentes críticos. Es por ello que la compañía decidió dar un paso más allá y mostrar de manera tangible el poder de esta red, colaborando con Maximilian Raynor en un proyecto que fusiona moda y tecnología.

Un vestido con 640 horas de trabajo

El vestido, que pesa 25 kilos y fue confeccionado con cables de fibra óptica, arandelas de metal y tornillos, se ha convertido en una obra de arte que simboliza la conexión global. Con un diseño que cubre la longitud equivalente a 72 piscinas olímpicas, la pieza no solo es visualmente impactante, sino también un recordatorio de la materialidad de Internet.

Raynor, conocido por su uso de materiales poco convencionales, dedicó 640 horas a este proyecto. «No necesitas los mejores materiales para crear algo hermoso», afirmó el diseñador. «A menudo, los materiales más inesperados, combinados con un enfoque práctico, pueden lograr resultados emocionantes».

La infraestructura detrás de la digitalización

Los centros de datos, como los que gestiona Equinix, son fundamentales en la era digital. Albergan la infraestructura de TI esencial, permitiendo que empresas, proveedores de servicios y organizaciones se conecten e intercambien datos. Estos espacios no solo alojan equipos tecnológicos, sino que también son mantenidos por una fuerza laboral altamente especializada, desde ingenieros hasta arquitectos de redes.

«Todos pensamos en la nube como algo que existe en el cielo, algo que no es real», reflexionó Raynor tras visitar uno de los centros de datos de Equinix. «Pero al ver la naturaleza tangible de Internet, te das cuenta de que hay una calidad material en todo lo que hacemos con nuestros teléfonos y computadoras».

Un homenaje a lo invisible

Este proyecto no solo es una obra de moda, sino también un homenaje a las fuerzas invisibles que hacen posible nuestro mundo digital. Sin la infraestructura física y las personas que la mantienen en funcionamiento, tecnologías como la inteligencia artificial, la computación en la nube y el Internet de las cosas (IoT) no existirían.

The garment with designer Maximilian Raynor

El vestido de Raynor es una metáfora viva de cómo la tecnología, aunque parezca intangible, está profundamente arraigada en el mundo material. Es un recordatorio de que, detrás de cada clic y cada conexión, hay una red física que lo hace posible.

El futuro de la conectividad

Con la inteligencia artificial ganando terreno en todos los aspectos de la vida, la infraestructura digital será cada vez más crucial. Equinix, a través de proyectos como este, busca visibilizar el papel esencial de los centros de datos y la conectividad global en la era tecnológica.

El vestido que personifica Internet no solo es una pieza de moda, sino también un símbolo de cómo lo físico y lo digital se entrelazan para impulsar la innovación y el progreso humano.

vía: Equinix

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