Las empresas llevan años acostumbrándose a que el coste real de un portátil “no es el del folleto”, sino el que marca la cadena de suministro. Pero en las próximas semanas ese mensaje va a sonar más alto. Dell está preparando subidas de precio importantes en su catálogo de portátiles comerciales, con incrementos que, según la información que ha trascendido, podrían alcanzar hasta un 30%. Y el motivo que se repite es uno que el sector ya conoce demasiado bien: el precio de la memoria (RAM) se está disparando y el fabricante lo considera “fuera de su control”.
El cambio no es menor por dos razones. La primera: afecta a la línea comercial, es decir, a equipos que compran compañías, administraciones y grandes cuentas, no al consumidor que se lleva un portátil “para casa”. La segunda: Dell estaría advirtiendo a sus vendedores y clientes de algo que rompe una expectativa básica en compras corporativas: hacer un pedido hoy para entrega futura no garantiza mantener el precio actual.
En términos prácticos, esto introduce una nueva capa de incertidumbre en los departamentos de IT y compras: el presupuesto puede estar aprobado, pero el precio final podría moverse antes de que el equipo llegue al almacén.
Qué va a subir y cuánto: el golpe se nota donde más duele
La fotografía más clara del ajuste está en los componentes que, en 2025, se han convertido en “cuellos de botella” de cualquier configuración moderna: RAM, SSD y GPU.
Según los rangos que se manejan, el esquema sería algo así:
- Dell Pro y Pro Max con 32 GB de RAM: subidas de 130 a 230 dólares.
- Dell Pro y Pro Max con 128 GB de RAM: subidas mucho más duras, de 520 a 765 dólares.
- Portátiles Dell Pro/Pro Max con SSD de 1 TB: subidas de 55 a 135 dólares.
- Monitor Dell Pro 55 Plus: subida de 150 dólares.
- Portátiles “AI” con RTX Pro 500 (6 GB): subida de 66 dólares.
- Portátiles “AI” con RTX Pro 500 (24 GB): subida de 530 dólares.
No hace falta ser analista para ver la pauta: cuanta más memoria y más “configuración premium”, más castigo. Y eso encaja con lo que están sintiendo muchas empresas: el salto de 16 GB a 32 GB ya no es un capricho, y configuraciones de 64/128 GB se están volviendo habituales en perfiles técnicos, datos, virtualización ligera, desarrollo o estaciones móviles.
La consecuencia es obvia: si la subida se concentra en RAM alta, los equipos que suelen comprarse para roles críticos (ingeniería, seguridad, ciencia de datos, CAD, IA local) son los que más encarecen.
“Pide ya” no significa “bloqueas precio”: el mensaje que inquieta al cliente corporativo
Más allá de las cifras, lo más llamativo es el cambio de tono comercial. Dell estaría pidiendo a sus equipos de ventas que prioricen cerrar rápido con grandes cuentas y, al mismo tiempo, avisar a los clientes de que pedir hoy no fija el precio si la entrega es posterior.
Este matiz es clave en el mundo B2B. Muchas compras corporativas funcionan con:
- aprobación de presupuesto,
- licitación o comparación de ofertas,
- órdenes de compra con plazos,
- entregas escalonadas por sedes.
Si el precio queda “abierto” hasta el momento de facturación o entrega, el cliente se enfrenta a dos escenarios incómodos:
- sobrecostes inesperados, aunque el proceso de compra se haya iniciado “a tiempo”;
- más presión por adelantar pedidos (y por tanto, más tensión de stock).
En otras palabras: la subida no solo encarece, también acelera. Y cuando todos aceleran a la vez, la probabilidad de desabastecimientos o retrasos aumenta.
El fin de los descuentos “salvavidas”: ni las grandes cuentas se libran
Otro punto sensible: se habla de que Dell estaría limitando descuentos, incluso los habituales acuerdos por volumen que suelen amortiguar el impacto de la volatilidad.
En la práctica, esto significa que el clásico “no pasa nada, somos una cuenta grande” deja de ser un escudo total. Si el fabricante percibe que el mercado está en un punto excepcional (y que el coste de componentes seguirá subiendo), recorta margen de maniobra comercial.
La lectura entre líneas es sencilla: los márgenes se estarían estrechando y la compañía intenta proteger rentabilidad sin romper del todo el ritmo de ventas. Pero hay un coste: el cliente corporativo siente que pierde control.
Por qué esto es relevante: la RAM y el almacenamiento vuelven a ser estratégicos
Durante años, la RAM fue un componente relativamente “aburrido” para la mayoría de compradores: se elegía una cantidad razonable y listo. En 2025/2026 eso cambia por tres razones:
- Más software “pesado” por defecto (navegadores, suites colaborativas, herramientas de seguridad, agentes, telemetría).
- Cargas de trabajo locales que antes vivían en servidores (contenedores, desarrollo, análisis, modelos ligeros de IA).
- Renovación de parque con requisitos más altos (por rendimiento y, en muchos casos, por seguridad y soporte).
Si sube la RAM, suben las configuraciones que permiten aguantar el ciclo de vida completo del equipo. Y si además suben SSD y ciertos perfiles con GPU, el impacto se multiplica en los equipos que suelen comprarse para “durar”.
Qué pueden hacer las empresas (sin entrar en pánico)
Sin dramatismos, pero con realismo, un departamento de IT/compras puede reaccionar con medidas de sentido común:
- Revisar configuraciones estándar: quizá mantener 32 GB como base en perfiles de productividad avanzada y reservar 64/128 GB solo donde haya justificación clara.
- Planificar compras en oleadas: si hay subida inminente, adelantar parte de la renovación (cuando tenga sentido) puede evitar tensiones después.
- Negociar condiciones de precio por contrato: si el proveedor no “bloquea” precio con pedido, intentar que lo bloquee con acuerdo marco o cláusula específica.
- Valorar alternativas de ampliación: en algunos modelos, comprar con menos RAM y ampliar después puede ser viable… pero ojo: cada vez más equipos soldan memoria o limitan actualizaciones.
- Analizar el coste total: un equipo “barato” con 16 GB puede salir caro si obliga a renovar antes o genera fricción de productividad.
Un síntoma de algo más grande
Este movimiento de Dell, centrado en el negocio comercial, se interpreta como un síntoma: la presión en DRAM y NAND está dejando de ser un rumor del mundo entusiasta (PC gaming, montadores, etc.) y pasa a tocar al corazón del gasto empresarial.
Cuando el encarecimiento llega a portátiles corporativos —el equipo de trabajo de millones de empleados— deja de ser una anécdota de mercado y se convierte en un problema de planificación financiera. Y si además el mensaje es “ni tu pedido asegura el precio”, entonces el problema no es solo de coste: es de incertidumbre operativa.
Preguntas frecuentes
¿A quién afectan estas subidas de Dell?
Principalmente a clientes del segmento comercial/empresarial (B2B): empresas, grandes cuentas y compras corporativas.
¿Por qué suben tanto las configuraciones con más RAM (como 128 GB)?
Porque la subida estaría ligada a la presión de precios y disponibilidad de memoria, y el impacto es mayor cuanto más alta es la configuración.
¿Pedir hoy garantiza el precio si la entrega es en semanas o meses?
Según lo comentado, no: se estaría avisando de que un pedido con entrega futura podría no mantener el precio actual.
¿Qué debería priorizar una empresa: comprar ya o esperar?
Depende del ciclo de renovación y del riesgo de sobrecoste. Lo razonable es revisar inventario y necesidades, y si hay compras inevitables en el corto plazo, adelantarlas o asegurar precio por contrato.