Google vuelve a estar en el punto de mira debido a las críticas de un grupo de empleados que se oponen a un contrato entre la compañía tecnológica y el ejército israelí. Empleados de origen judío, musulmán y árabe, entre otros, se han manifestado en diversas oficinas de Google en Estados Unidos, incluyendo Nueva York, Seattle y Carolina del Norte, para mostrar su rechazo al Proyecto Nimbus. Este contrato, valorado en 1.200 millones de dólares, representa una alianza entre Google, Amazon y el gobierno y el ejército de Israel.
Qué es el Proyecto Nimbus
El Proyecto Nimbus tiene como objetivo proporcionar al gobierno israelí inteligencia artificial avanzada y aprendizaje automático, según medios estadounidenses. Estos avances tecnológicos podrían ser utilizados para aumentar la vigilancia digital en los territorios palestinos ocupados. Además, el contrato impide que Google rechace ofrecer servicios a entidades gubernamentales israelíes específicas, como las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), si estas así lo requieren.
A pesar del rechazo de algunos empleados, Google está complacida con la firma del Proyecto Nimbus. Shannon Newberry, portavoz de la compañía, declaró: «Estamos orgullosos de que Google Cloud haya sido seleccionado por el gobierno israelí para proporcionar servicios de nube pública y ayudar a transformar digitalmente el país (…) el proyecto incluye hacer que Google Cloud Platform esté disponible para las agencias gubernamentales para las cargas de trabajo diarias, como finanzas, atención médica, transporte y educación». Sin embargo, Newberry enfatizó que «no está dirigida a cargas de trabajo altamente confidenciales o clasificadas», en respuesta a las preocupaciones de los críticos del proyecto.
Contexto del conflicto Israel-Palestina
La histórica tensión entre Israel y Palestina, aliados de Estados Unidos, subyace en el fondo de esta controversia. Cuando Google anunció el Proyecto Nimbus en mayo de 2021, la relación entre ambos países estaba en uno de sus peores momentos de la última década. Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional criticaron la actitud de Israel, acusándolo de provocar un «apartheid».
Resistencia interna y repercusiones
Uno de los empleados más críticos con el proyecto ha realizado un tour por los medios de comunicación estadounidenses, criticando abiertamente a Google: «Desde que se anunció este contrato, Google ha mantenido un estricto control de la información y ha creado una cultura donde es imposible tener algún tipo de transparencia como trabajador (…) ¿Para qué se está utilizando la tecnología? ¿Cuáles son los parámetros reales de este proyecto? ¿Qué vas a hacer con esta tecnología?». Estas declaraciones pusieron en riesgo su empleo, pero gracias al apoyo de 700 empleados y 25.000 simpatizantes que firmaron una petición, el trabajador no fue despedido aunque finalmente abandonó Google por principios éticos y un ambiente laboral hostil.
Antecedentes de controversias
El Proyecto Nimbus no es el primer proyecto polémico de Google. En 2018, el Proyecto Maven, un contrato de vigilancia con drones para el Pentágono, también generó controversia. Docenas de empleados renunciaron y académicos criticaron la colaboración, incluido el cofundador de Google, Larry Page. Finalmente, Google no renovó el contrato y publicó principios de IA destinados a servir como guías éticas.
Preocupaciones y principios éticos
Para los detractores, Nimbus traiciona la política clave de Google de «no recopilar y utilizar información para la vigilancia violando las normas internacionalmente aceptadas (…) así como no violar los principios del derecho internacional y los derechos humanos». El anuncio del Proyecto Nimbus y la oferta de Google para un proyecto de nube del Pentágono de 9 mil millones de dólares han generado preocupación entre algunos empleados que temen una expansión significativa de la colaboración de la compañía con entidades de objetivos militares.
Conclusión
La polémica en torno al Proyecto Nimbus refleja las tensiones internas y las complejas decisiones éticas que enfrentan las grandes corporaciones tecnológicas en su colaboración con gobiernos y entidades militares. Mientras Google avanza con su estrategia, la empresa debe equilibrar sus compromisos éticos con sus ambiciones comerciales en un entorno global cada vez más vigilado.