La digitalización y la transición energética exigen una colaboración más estrecha en ciberseguridad para proteger infraestructuras críticas frente a ciberataques cada vez más sofisticados.
La transformación del sector energético avanza a gran velocidad impulsada por la adopción de energías renovables, el crecimiento de la demanda global y la automatización. Sin embargo, este progreso también trae consigo riesgos crecientes: los ciberataques contra infraestructuras energéticas están aumentando, convirtiendo la ciberresiliencia en una necesidad estratégica.
Según el Global Energy Review de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), la demanda energética mundial creció un 2,2 % en el último año, impulsada en gran parte por la electrificación, la IA y el auge de vehículos eléctricos. Las tecnologías digitales permiten optimizar la producción y distribución energética, pero también exponen los sistemas operativos (OT) a amenazas cibernéticas.
Energía e innovación bajo asedio
El ataque a Colonial Pipeline en 2021 fue una señal de alarma: una brecha cibernética provocó el cierre de un oleoducto clave en EE. UU. durante una semana. Más recientemente, en abril de 2025, una interrupción eléctrica masiva en Portugal y España volvió a poner el foco en la fragilidad de los sistemas interconectados. Aunque la causa no fue confirmada, el incidente evidenció cómo una falla puede escalar y afectar a millones de personas.
La creciente sofisticación de los ataques —muchos con motivación geopolítica— y la interdependencia entre redes eléctricas, proveedores y sistemas digitales convierten al sector energético en un objetivo prioritario para los ciberdelincuentes. Además, el uso malicioso de la IA generativa, como vídeos falsos o ataques de phishing personalizados, eleva aún más la amenaza.
Seguridad técnica compleja y ecosistemas vulnerables
Uno de los grandes desafíos es que muchas infraestructuras energéticas están gestionadas por sistemas heredados, incompatibles entre sí, con múltiples proveedores y puntos de acceso. Esto complica la protección de datos, la monitorización en tiempo real y la detección de intrusiones.
La inteligencia artificial también juega un papel doble: si bien mejora las capacidades de defensa con predicción y automatización, también puede ser utilizada por atacantes para generar nuevas amenazas.
Frente a este panorama, la visibilidad de las redes y la capacidad de respuesta rápida son esenciales. Los reguladores están promoviendo estándares más estrictos y sistemas de monitorización avanzada, pero la colaboración entre actores del sector energético se vuelve imprescindible.
Colaboración y resiliencia compartida
El Foro Económico Mundial impulsa iniciativas como Systems of Cyber Resilience: Electricity Initiative, que reúne a líderes del sector para compartir buenas prácticas en gobernanza, innovación, seguridad en la cadena de suministro y evaluación de riesgos.
Este tipo de cooperación permite:
- Detectar y compartir información sobre nuevas amenazas antes de que se propaguen.
- Realizar ejercicios conjuntos que preparen a los equipos ante situaciones reales de crisis.
- Identificar vulnerabilidades compartidas y fortalecer los protocolos de recuperación.
Al reducir el valor de los exploits para los atacantes, estas acciones disminuyen la eficacia de ataques repetitivos. Además, fortalecen los lazos entre operadores, fabricantes, gobiernos y empresas tecnológicas, formando un ecosistema más robusto.
Un futuro energético seguro y digital
La digitalización del sector energético no tiene marcha atrás. Desde reactores modulares, baterías de hidrógeno, inteligencia artificial predictiva y gestión energética distribuida, el futuro pasa por una integración cada vez más profunda entre lo físico y lo digital.
Sin embargo, cuanto más inteligente es el sistema, mayor es su vulnerabilidad si no se protege adecuadamente. Las empresas del sector deben no solo invertir en innovación energética, sino también en innovación en ciberseguridad.
La resiliencia no es un producto, sino una estrategia continua. Para garantizar un suministro energético estable y seguro en la era digital, será imprescindible construir alianzas sólidas, compartir conocimientos y anticipar riesgos de forma colectiva.
Referencias: We Forum y Global Energy review