China endurece el control sobre las baterías externas y obliga a la industria a repensar sus power banks

China se prepara para dar un giro de tuerca a la seguridad de las baterías externas utilizadas en vuelos. Las autoridades del país asiático consideran que la certificación 3C —el sello obligatorio de conformidad para productos electrónicos— ya no basta para garantizar que una power bank es segura a bordo de un avión. El objetivo: minimizar al máximo el riesgo de incendios, explosiones, grietas y fugas en pleno vuelo, incluso a costa de encarecer el producto y poner bajo presión a la industria.

La iniciativa llega en un contexto de creciente preocupación mundial por los incidentes relacionados con baterías de litio. Solo en los últimos años, varios vuelos han tenido que realizar aterrizajes de emergencia por incendios en maleteros superiores vinculados a baterías portátiles, lo que ha llevado a reguladores y aerolíneas a endurecer sus normas internas.

De la certificación 3C a la era del “cero incendios”

China ya había dado un primer paso en 2025 al prohibir en sus vuelos nacionales las baterías externas sin la marca 3C visible, con etiquetado defectuoso o pertenecientes a lotes retirados del mercado por problemas de seguridad. Esta medida responde a una realidad incómoda: la proliferación de productos de baja calidad y el aumento de incidentes de sobrecalentamiento y humo en cabina.

Ahora, el país va más allá. El Instituto Chino de Normalización en Electrónica ha planteado un nuevo marco de requisitos para power banks que se aplicaría a partir de junio de 2026. La filosofía es clara y muy poco ambigua: “sin incendios, sin ignición, sin grietas y sin fugas”. Es decir, las baterías externas deberán superar pruebas más exigentes de resistencia térmica, estabilidad química y robustez mecánica antes de poder venderse y viajar en aviones que despeguen desde China.

La propuesta se encuentra en fase de consulta hasta el 11 de diciembre de 2025, pero el mensaje al sector es nítido: el estándar mínimo va a subir, y rápido.

Por qué las power banks preocupan tanto a las aerolíneas

Las baterías externas se han convertido en un accesorio cotidiano. Sirven para mantener con vida móviles, portátiles, tablets o auriculares durante viajes largos, apagones o emergencias. Pero en el entorno cerrado y presurizado de un avión son también una fuente de riesgo.

El problema está en la naturaleza misma de las baterías de litio: si hay un defecto de fabricación, un daño físico o un cortocircuito, la celda puede entrar en “fuga térmica”, una reacción en cadena que genera calor extremo, humo e incluso llamas. Por eso la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la normativa europea (AESA y EASA) limitan la capacidad de las power banks que se pueden llevar en cabina:

  • Hasta 100 Wh, suelen estar permitidas sin autorización previa.
  • Entre 100 Wh y 160 Wh, acostumbran a requerir aprobación de la aerolínea.
  • Por encima de 160 Wh, están directamente prohibidas.

Además, estas baterías deben viajar siempre en el equipaje de mano, nunca en la bodega, para que la tripulación pueda detectar un incidente a tiempo.

China, sin embargo, considera que no basta con controlar la capacidad. Quiere asegurarse también de que el diseño, los materiales y el proceso de fabricación cumplen estándares de seguridad más estrictos que los que hoy marca la sola certificación 3C.

Impacto en fabricantes: más I+D, nuevos materiales y subida de precios

Si las nuevas normas salen adelante, la industria de las baterías externas tendrá que adaptarse en varios frentes.

Por un lado, los fabricantes estarán obligados a reforzar sus diseños para reducir al mínimo el riesgo de cortocircuitos internos, fugas de electrolito o deformaciones de la carcasa. Esto puede incluir mejoras en los sistemas de protección electrónica, separadores más robustos, mejores sistemas de disipación de calor y materiales de envolvente más resistentes.

Por otro, la propuesta apunta indirectamente a cambios en la propia química de las baterías. El objetivo es que dejen de ser productos fácilmente inflamables, lo que abre la puerta a tecnologías más seguras —aunque potencialmente más caras— frente a algunas variantes actuales de litio.

Todo eso tiene un coste. Las nuevas exigencias de pruebas, certificación y materiales probablemente se traduzcan en un aumento del precio final de las power banks fabricadas para el mercado chino o para viajeros que necesiten usarlas en vuelos con origen en China. Para los consumidores, el resultado será un catálogo de productos, previsiblemente, más seguros… pero también menos baratos.

Consecuencias para viajeros y para el mercado global

A corto plazo, mientras las nuevas reglas se debaten, los cambios más visibles están en los controles de seguridad de los aeropuertos chinos: las power banks se revisan con más detalle y se comprueba que lleven la marca 3C claramente visible y que no pertenezcan a modelos retirados del mercado.

Si el nuevo estándar “cero incendios, cero fugas” se aprueba, el impacto será mucho mayor:

  • Los fabricantes internacionales que quieran vender en China o que tengan clientes que vuelen desde el país deberán adaptar sus productos.
  • Es probable que aparezca una nueva generación de baterías “aptas para vuelo” específicamente certificadas para cumplir los requisitos chinos, lo que podría marcar tendencia a nivel global.
  • Los viajeros frecuentes podrían verse obligados a renovar sus baterías externas antes de volar desde un aeropuerto chino si estas no cumplen las nuevas especificaciones.

Mientras tanto, en España y el resto de la Unión Europea se mantienen las normas habituales: control de capacidad energética (Wh), obligación de llevar la batería en cabina y prohibición de superar los límites marcados por la IATA, sin un sello de producto equivalente al 3C chino.

Un recordatorio de que la seguridad pesa más que la comodidad

El movimiento de China encaja en una tendencia global: la de revisar con lupa cualquier dispositivo que contenga baterías de litio, especialmente en entornos críticos como la aviación. Reguladores, aerolíneas y fabricantes asumen que el confort del viajero —poder cargar el móvil en cualquier momento— nunca puede estar por encima de la seguridad del vuelo.

Para el usuario final, el mensaje es claro: conviene dejar de ver las power banks como simples “accesorios baratos” y empezar a tratarlas como lo que son, pequeños sistemas de almacenamiento energético que deben cumplir normas muy serias. Comprar marcas fiables, respetar las normas de capacidad y transporte y sustituir cualquier batería dañada o hinchada son pasos básicos que, con o sin nuevas reglas chinas, seguirán siendo imprescindibles.


Preguntas frecuentes sobre las nuevas normas chinas para baterías externas

¿Qué requisitos deberá cumplir una batería externa para volar desde China a partir de 2026?
Si la propuesta se aprueba, además de la certificación 3C visible y válida y de cumplir con los límites habituales de capacidad en Wh, las power banks tendrán que ajustarse a un estándar de seguridad reforzado que persigue que no se produzcan incendios, ignición, grietas ni fugas durante su uso y transporte. Esto implicará modelos diseñados y probados con criterios más estrictos que los actuales.

¿En qué se diferencian las normas de China respecto a las que se aplican en España y la Unión Europea?
En España y el resto de la UE, la normativa se centra en la capacidad energética (100 Wh y 160 Wh como referencias clave), la obligación de llevar la batería en equipaje de mano y el estado del dispositivo, bajo el paraguas de AESA, EASA e IATA. En China, además de esas restricciones de capacidad, se exige un sello de certificación propio (3C) y se están preparando requisitos adicionales de seguridad específicos para las power banks.

¿Cómo puede un usuario saber si su power bank es apta para viajar en avión?
Lo primero es comprobar la capacidad en Wh, que debería figurar en la carcasa o en las especificaciones del fabricante. Si solo aparece la capacidad en mAh, puede calcularse con la fórmula aproximada Wh = (mAh ÷ 1.000) × voltaje nominal. También es importante verificar que la batería no esté dañada, hinchada ni recalentada, y, en el caso de vuelos desde China, que lleve un marcado 3C legible y no pertenezca a modelos retirados del mercado.

¿Subirán los precios de las power banks por las nuevas exigencias de China?
Todo apunta a que sí. Si los fabricantes deben adoptar materiales más seguros, rediseñar sus productos y superar pruebas adicionales para cumplir con los requisitos chinos, los costes de producción aumentarán. Eso puede traducirse en baterías externas algo más caras, aunque también más fiables y menos propensas a incidentes graves durante un vuelo.

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