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ARM cumple 40 años: de un rincón de Cambridge al liderazgo mundial en arquitecturas de hardware

La firma británica celebra cuatro décadas de innovación que transformaron el panorama tecnológico, desde los microordenadores de los 80 hasta la era de los smartphones, la nube y la inteligencia artificial

En 2025, ARM Holdings conmemora su 40.º aniversario, marcando un hito trascendental en la historia de la informática. Fundada en noviembre de 1983 como Acorn RISC Machine en un modesto laboratorio de Cambridge, esta pequeña empresa británica sentó las bases de una arquitectura que hoy alimenta más del 95 % de los smartphones del mundo, millones de dispositivos IoT, superordenadores emergentes e incluso servidores cloud.

Origen académico y revolución del bajo consumo

ARM nació como una escisión de Acorn Computers, conocida por desarrollar el ordenador BBC Micro, con el objetivo de crear procesadores eficientes para sistemas personales. Inspirados por los principios del diseño RISC (Reduced Instruction Set Computer), los primeros chips ARM fueron una apuesta por la simplicidad y la eficiencia energética frente a la complejidad de otras arquitecturas como x86.

En 1990, ARM se reorganizó como Advanced RISC Machines Ltd., separándose de Acorn y Apple —esta última también accionista inicial— para convertirse en una empresa independiente. Su modelo de negocio fue radicalmente distinto: ARM no fabrica chips, sino que licencia su arquitectura y diseños a fabricantes como Qualcomm, Apple, Samsung, NVIDIA o Broadcom.

1989 The ARM3 chip design team

La era del móvil: el gran salto

La popularidad de la arquitectura ARM se disparó con la revolución de la telefonía móvil. En un mercado donde el consumo energético, el calor y el tamaño eran factores críticos, las CPU ARM ofrecían una ventaja estratégica. Con la llegada del iPhone en 2007 y posteriormente Android, ARM se consolidó como la arquitectura dominante en movilidad.

El diseño modular, la escalabilidad y el enfoque en eficiencia permitieron a los fabricantes construir SoCs personalizados (System-on-Chip), integrando CPU, GPU, controladores de memoria y más, todo bajo licencia ARM. Hoy, gigantes como Apple con sus chips M1, M2 y M3 o NVIDIA con Grace, se basan en diseños ARM, o en licencias de su arquitectura ARMv9, lanzada en 2021 con mejoras de seguridad y rendimiento vectorial.

ARM en el centro de la nube y la inteligencia artificial

Aunque históricamente relegada al entorno de bajo consumo, ARM ha expandido su presencia en centros de datos y supercomputación. Amazon Web Services, por ejemplo, ha desarrollado su propia línea de procesadores Graviton, basados en ARM, para alimentar servicios cloud con mejor eficiencia energética que los tradicionales chips x86.

El sistema Fugaku, uno de los superordenadores más potentes del mundo hasta hace poco, utiliza CPUs ARM desarrolladas por Fujitsu. Y empresas como Ampere Computing o Alibaba están impulsando nuevos servidores ARM diseñados específicamente para cargas de trabajo en la nube, big data y aplicaciones de inteligencia artificial.

Además, la flexibilidad de ARM ha facilitado su integración en chips especializados para IA, incluyendo NPU (Neural Processing Units) y aceleradores adaptativos en sistemas embebidos, vehículos autónomos y dispositivos de computación en el borde (edge computing).

Salida a bolsa y desafíos estratégicos

En septiembre de 2023, ARM regresó al mercado bursátil con una exitosa salida a bolsa en el Nasdaq, valorada en más de 65.000 millones de dólares, tras haber sido adquirida en 2016 por el conglomerado japonés SoftBank por 32.000 millones. Este movimiento buscó revalorizar la empresa y reforzar su independencia tecnológica en medio de las crecientes tensiones geopolíticas en torno a los semiconductores.

A pesar del dominio en sectores clave, ARM enfrenta retos. La arquitectura RISC-V, de código abierto, comienza a ganar terreno en sistemas embebidos y dispositivos IoT, ofreciendo una alternativa sin royalties. Asimismo, el retorno de Apple y otras compañías al diseño propio de chips ARM está reduciendo la dependencia directa de la empresa sobre licencias completas de arquitectura.

Un legado de eficiencia y escalabilidad

A lo largo de cuatro décadas, ARM ha redefinido qué significa ser “eficiente” en el mundo del hardware. Desde un procesador de 3 micras y 25.000 transistores en 1985 (ARM1), hasta los diseños de última generación con miles de millones de transistores fabricados en nodos de 3 nanómetros, la empresa ha mantenido su enfoque original: más con menos.

Hoy, el impacto de ARM no se limita a teléfonos o relojes inteligentes. Su huella se extiende a vehículos eléctricos, cámaras, televisores, routers, electrodomésticos, chips de IA, y servicios cloud, consolidándose como el núcleo invisible de la informática moderna.

Un futuro aún más ambicioso

Con su arquitectura en constante evolución, y una comunidad de más de 1.000 socios comerciales en todo el mundo, ARM se prepara para las próximas décadas con un enfoque en seguridad avanzada (confidential compute), procesamiento vectorial para IA, y una mayor integración en infraestructuras críticas.

Los próximos años serán cruciales para definir si ARM podrá mantener su liderazgo frente a nuevas arquitecturas emergentes, y cómo su ecosistema se adapta a la demanda explosiva de computación en todas sus formas. Pero si algo ha demostrado esta firma nacida en Cambridge es que la eficiencia, la adaptabilidad y la colaboración pueden construir un imperio tecnológico silencioso… pero imparable.

Referencias: Historia de ARM y 40 años de ARM

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